En momentos donde la situación judicial de Cristina Kirchner centraliza la atención, el referente del Movimiento Evita Fernando “Chino” Navarro” tiene en claro que “hoy la preocupación de los argentinos pasa por otro lado” y sostiene que “el Gobierno no puede perder de vista” los problemas cotidianos.
Nombrado hace pocos días como secretario de Relaciones con la Sociedad Civil y Desarrollo Comunitario, Navarro afirma que su espacio todavía no definió si se suma a una marcha en defensa de la vicepresidenta y afirma que la “crisis” del Poder Judicial “no solamente la sufren los dirigentes políticos, sino también cualquier argentino de a pie”.
Además, el funcionario respalda al presidente Alberto Fernández, con quien habla seguido, y pone expectativas sobre la incipiente gestión del ministro de Economía, Sergio Massa.
Fernando “Chino Navarro”, en entrevista exclusiva para este medio
- El pedido de condena contra Cristina encolumnó a todo el Frente de Todos, ¿cómo analiza eso?
La acusación de Luciani marca la profunda crisis que vive el Poder Judicial. Crisis que también vive la política argentina, ya sea en su fase ejecutiva o legislativa, desde hace muchos años. Desde la dictadura hacia acá, Argentina ha involucionado mucho en lo que hace a pobreza, desocupación e informalidad. El Poder Judicial también forma parte de esta crisis. Hay una intromisión clara de la política en el Poder Judicial y viceversa, donde se opera más allá de la ley. Periodistas críticos de nuestro gobierno coinciden en que es un disparate hablar de asociación ilícita. Paralelamente, le negaron a Cristina medidas para ejercer su derecho de legítima defensa, como ampliar un peritaje. Hay una crisis que, repito, no es exclusiva del Poder Judicial; también es de la política, de los grupos económicos y mediáticos.
- El kirchnerismo habla de “lawfare” y de un intento de proscripción, ¿comparte esos conceptos?
La crisis del Poder Judicial excede a los políticos. El “lawfare” se da en el marco de la persecución que sufrió Lula y también de lo que pasó y pasa en Bolivia y Ecuador, con sectores de la Justicia que juegan en función de un esquema de poder e intereses. Pero no solamente lo sufren los dirigentes políticos, sino también cualquier argentino de a pie. Hay personas que están alojadas en cárceles sin sentencia desde hace cuatro, cinco años.
- ¿El Movimiento Evita se sumaría a una movilización masiva en defensa de Cristina?
Cuando se plantee la movilización lo analizaremos y evaluaremos. En mi caso soy funcionario, tengo tareas vinculadas a la gestión y milito en una organización muy ligada a los problemas cotidianos. Argentina va a crecer este año entre un 4% y un 5%, pero simultáneamente convive con una alta inflación que le pega a la clase media, a la clase baja y a los sectores más humildes. Nosotros trabajamos paliando y resolviendo en la militancia cotidiana este tipo de problemáticas, que a veces tienen que ver con lo económico y a veces con jóvenes víctimas de violencia familiar o tomados por las adicciones. Hoy nosotros no estamos discutiendo la movilización, sino trabajando sobre estos ejes. Cuando ocurra la movilización, lo analizaremos. Seguramente participaremos, pero es un tema a resolver cuando ocurra.
- ¿Qué opina del paralelismo que hizo el presidente entre los fiscales Luciani y Nisman?
La declaración del presidente nos puede gustar más o menos, podemos compartirla o no compartirla, pero todos sabemos que no hay ninguna posibilidad de que a Luciani le pase nada. Si alguno se acerca a gritarle o a patotearlo no es sano. Los escraches e insultos no son buenos, lo sufra quien lo sufra. Pero para eso tenemos que bajar los decibeles y actuar con serenidad. A mi no me pareció nada grave la declaración. Si se podría haber dicho o no dicho, es opinable, pero ¿eso merece un juicio político? A mi me pareció atinado lo de (Facundo) Manes. Tenemos que ser más medidos, más respetuosos, más responsables, porque hay 47 millones de argentinos que tienen problemas, que enfrentan la inflación, la inseguridad, que tienen que sostener su negocio. Los argentinos sufren tanto que nosotros, la clase dirigente, creemos que el problema de los argentinos son nuestras discusiones, que son legítimas y válidas y podemos movilizarnos, pero hoy la preocupación de los argentinos pasa por otro lado. Como Gobierno no podemos perder de vista ese eje.
- El Movimiento Evita en su momento se escindió del kirchnerismo cuando explotó el caso de los bolsos de José López y se discutía el desafuero de Julio De Vido, ¿reconocen que hubo actos de corrupción?
Nosotros nos separamos del bloque por el debate sobre si se debía votar o no el desafuero de De Vido. La posición de los diputados del Evita era que no había que votarlo ni había que rechazarlo. Sosteníamos que todo el bloque de diputados debía acompañar a De Vido a los tribunales y ponerse a disposición para que se investigara lo que hubiera que investigar. Por otra parte, si a una persona la encuentran con nueve millones de dólares a las tres de la mañana, obviamente que es un hecho delictivo. Yo sospechaba que era un delito, pero eso implicaba un proceso posterior donde López, a pesar de nuestras dudas, tenía derecho a ejercer su defensa.
- Usted es cercano a Fernández, ¿cómo ve al presidente en momentos donde la oposición habla de una figura debilitada?
Lo veo fuerte, tranquilo, preocupado por la situación económica, yendo todos los días a distintos lugares del país para estar cuerpo a cuerpo con los hombres y mujeres de a pie, escuchando a los trabajadores, a las pymes, a los gobernadores. Y lo veo comprometido con la gestión de Massa. No le podemos pedir a Massa que resuelva en dos meses lo que la clase dirigente empeoró en 45 años. El rol de la oposición es controlar, criticar, cuestionar, proponer, ayudar. Pero acá no está en juego el destino de Alberto, de Cristina, de Massa, de (Horacio) Rodríguez Larreta, de (Patricia) Bullrich o de (Mauricio) Macri; está en juego el destino de 47 millones de argentinos.
- Habló de la gestión de Massa, ¿esperan más medidas para la redistribución del ingreso y los sectores más vulnerables?
Se subió el Salario Mínimo, Vital y Móvil y se están discutiendo decenas de paritarias, cerrando aumentos para numerosos gremios. Seguramente, después de tomar esas acciones, el Gobierno va a reforzar las medidas para sectores que no están beneficiados en forma directa por estas acciones. Massa está trabajando denodadamente en el tema de la inflación, en ordenar los números de la macroeconomía, mejorar la relación con el sector agropecuario, conseguir más recursos del extranjero. Haber determinado que los sectores que pueden pagar la luz, el gas y el agua lo paguen, y seguir subsidiando a los que no pueden, es una medida de equidad.