La jornada posterior al ataque a la vicepresidenta Cristina Kirchner estuvo marcada por un intento de la Justicia de moverse rápido para esclarecer un hecho de relevancia política e institucional que generó conmoción en la sociedad.
La jueza federal 5 a cargo del expediente María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo llegaron en la mañana al lugar en donde en la noche del jueves, en medio de una multitud, Fernando André Sabaj Montiel, apuntó a la cara de la vicepresidenta con una pistola Bersa 380.
Hicieron una reconstrucción ocular y subieron al departamento de la vicepresidenta. Durante 50 minutos le tomaron declaración como testigo. Por en Comodoro Py pasaron 30 testigos, entre los que la mayoría eran custodios y militantes.
Los propios custodios de la vicepresidenta están siendo investigados. Y para eso se están utilizando videos del antes, el mientras tanto y el después del ataque para analizar los movimientos que hubo entre los expertos que debían impedir un hecho así.
En el despacho de Capuchetti hay recelo sobre cada letra del expediente. “No se los puede escapar nada, investigamos nada menos que el intento de asesinato de la vicepresidenta”, dijo ayer una fuente del entorno de la magistrada.
El ataque ocurrió, increíblemente, apenas una hora después de que Nación y Ciudad acordaran ante el Ministerio Público Fiscal que las manifestaciones en la esquina de Juncal y Uruguay se realicen “procurando ocasionar la menor afectación posible a los vecinos de la zona”.
El acta firmada por los funcionarios indica que no se podrían “realizar acampes, ni ferias, ni se emplearán fuegos artificiales, ni se permitirá la instalación de parrillas”. Mientras ellos firmaban, el atacante ya estaba en el lugar donde luego sacaría el arma y apuntaría a la cara de la vicepresidenta, gatillando en reiteradas oportunidades con la fortuna de que ningún proyectil se detonó.
Avances sobre el expediente
En paralelo fueron sucediendo hechos trascendentes para la causa. Las pericias determinaron que el arma usada por el hasta ahora único imputado en la causa estaba “apta para el disparo”. En el interior del arma semiautomática había cinco proyectiles.
Sabaj Montiel, en tanto, fue sometido a una serie de test psicológicos que determinaron que está en condiciones de declarar ante la fiscalía, lo que ocurriría durante este fin de semana. “Está ubicado en tiempo y espacio”, dijeron fuentes de la investigación.
El canal Telefé entrevistó a un hombre que dijo llamarse Mario y ser el mejor amigo del acusado. “Desde que la mamá falleció hace algunos años, él era un marginal que no tenía nada que perder; y por eso a algunos nos sorprendió y a otros no, esto que pasó”, dijo.
“¿Sentís que quiso matar a Cristina?”, le preguntaron al amigo del acusado. Y la respuesta dejó atónitos a todos: “Yo creo que su intención original era matarla sí, pero lamentablemente no ensayó antes”.
Capuchetti no quiere complicaciones: ordenó que el detenido esté custodiado en la unidad Antiterrorismo de la Policía Federal. Habló con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y le pidió dos cosas: preservar la vida del acusado y reforzar la seguridad en el edificio de Recoleta.
El expediente está caratulado como “homicidio calificado en grado de tentativa”. Si bien Sabaj Montiel es el único acusado y detenido, Capuchetti y Rívolo dejaron trascender que analizan “todas las hipótesis”.
La jueza y el fiscal –quien inicialmente trabajó en colaboración con su par Eduardo Taiano, que lo estaba subrogando- están intentando determinar si el acusado operó solo, si tuvo un cómplice o un instigador para intentar asesinar a la dos veces presidenta del país (2007-2015).
Por eso, el viernes abrieron el teléfono celular del acusado y comenzaron a analizar la información contenida allí y en los buscadores digitales del mismo, para saber qué tipo de datos anduvo buscando. En eso trabaja la unidad fiscal especializada en Delitos Informáticos a cargo del fiscal Horacio Azzolin.
Por otro lado, la Policía Federal allanó un departamento del partido bonaerense de San Martín donde residía Sabag Montiel. Allí había 100 proyectiles calibre 9 milímetros y una computadora portátil. Todo fue secuestrado.
Los 100 proyectiles fueron hallados repartidos en dos cajas de 50 cada una, en una vivienda situada en Uriburu al 729 de ese partido bonaerense, que Sabag Montiel alquilaba desde hacía ocho meses como vivienda particular, detalló la agencia Télam.