El 15 de abril estrenó “Las Rojas”, la película que protaginiza Natalia Oreiro y que se filmó en gran parte en Mendoza. Las grabaciones fueron en 2019, pero a días del estreno, la artista recordó que su pareja, Ricardo Mollo, y el hijo de ambos, Merlín Atahualpa, la acompañaron en esta proyecto tan importante para su carrera.
El cine tiene sus tiempos y fue por eso que, casi tres años después, estrenó el filme en clave western que Natalia Oreiro y Mercedes Morán grabaron en locaciones de la provincia como Uspallata.
Y, en medio de la emoción por el estreno de su nueva película, Oreiro compartió algunos recuerdos del detrás de escena. La cantante viajó a Mendoza por trabajo y lo hizo acompañada por su pareja, el guitarrista, vocalista y líder de Divididos, y el único hijo de ambos, que actualmente tiene 10 años.
La artista se mostró agradecida de haber podido realizar su trabajo y que al mismo tiempo pudo disfrutar del viaje en familia, por lo que subió algunas fotos de los días que los tres pasaron entre montañas en la provincia.
“El cine tiene la magia de trasladarnos a hermosos lugares... y el sacrificio de alejarnos de nuestra familia”, escribió emocionada Natalia Oreiro al pie de las fotos con sus hombres en Uspalla, una de las locaciones de la película.
“La felicidad real es cuando ambas cosas se unen. En mi caso, solo es posible gracias a la generosidad y el aguante de mi compañero”, agregó Oreiro, agradecida de que Mollo la haya apoyado.
“Las Rojas”, la película de Natalia Oreiro y Mercedes Morán que se grabó en Mendoza
“Las Rojas” es una película que propone, en clave de western, un relato actual sobre dos mujeres que desafían las leyes e imposiciones de un mundo cada vez más materialista y alejado de sueños e ideales.
La sinopsis de la historia relata que en un recóndito campamento en las montañas, Carlota (Mercedes Morán), una prestigiosa paleontóloga, hace años guarda un secreto los restos fósiles de un hipogrifo, un animal mitológico mitad ave y mitad león, del que nadie tiene certeza de su existencia, que están resguardados en un santuario que cuida con infinito celo.
Constanza (Natalia Oreiro), una joven paleontóloga enviada por la fundación que financia el proyecto, debe supervisar los trabajos de Carlota. Ni bien llegada a un territorio que le resulta tan ajeno como hostil, Constanza pone en duda la veracidad del hallazgo y la transparencia en el manejo de los fondos destinados para la investigación.
Las dos mujeres están en pie de guerra, esperando cada una un paso en falso de la otra, pero la aparición de Freddy (Diego Velázquez), colega y rival de Carlota, las obliga a unir fuerzas.
Freddy quiere apoderarse del hallazgo académico, además de otras oscuras intenciones que involucran la explotación del territorio y sus recursos. Carlota y Constanza deben elegir su batalla.
La feroz avidez de Freddy pone en evidencia que proteger al hipogrifo es proteger la pasión por el conocimiento, por todo aquello que aún no nos ha sido revelado. Más allá de las dudas y recelos, las une la búsqueda de sentido y trascendencia.