Científicos británicos y de la Universidad de Colorado Boulder, realizaron un estudio donde se demostraría que la pesca no regulada de merluza negra, a través del arte de pesca conocido como palangre, podría afectar y provocar impactos significativos en los Ecosistemas Marinos Vulnerables (EMV) de los fondos marinos de aguas profundas, fuera de la zona delimitada por los británicos, dentro de la milla 200 desde las costas malvinenses, FOCZ.
Los científicos forman parte del Instituto de Investigación Ambiental del Atlántico Sur (SAERI, por sus siglas en inglés), ubicado en Malvinas. También del Departamento de Recursos Naturales del gobierno británico en Malvinas y de la Universidad de Colorado, Boulder (Estados Unidos de América). Estos fueron financiados por las Pesqueras Consolidadas Limitadas (CFL) de Malvinas.
Por esta situación, los científicos, están pidiendo mayor fiscalización, presencia y monitoreo de pesqueros en la zona marítima de esa parte del Atlántico Sur, ya que los palangreros no regulados estarían debilitando la administración pesquera en la zona. En la actualidad, la CFL tiene en servicio al Buque de Investigación "Hunter" para la fiscalización pesquera. También se suman a la tarea de patrullado el Buque "Protegat" y el Buque "Pharos SG". Este último realiza patrullados entre Malvinas y Georgias del Sur, proyectándose hacia las demás islas subantárticas y antárticas.
El estudio se publicó en una revista orientada a la actividad científica marina y se centró en los impactos de la pesca con palangre de la austromerluza sobre Ecosistemas Marinos Vulnerables, fuera de la FOCZ. Estos espacios ascenderían al doble de la superficie del área de pesca en Malvinas, donde la práctica de la actividad puede afectar un 60% de las poblaciones de los EMV.
Es importante resaltar que, en los Ecosistemas Marinos Vulnerables, conviven especies que conforman una compleja estructura de hábitat para amplios grupos de invertebrados y peces. Estas estructuras son de crecimiento lento y se ven afectadas por los artes de pesca.
Cabe destacar que, a nivel mundial, los caladeros de altamar están gestionados por acuerdos de pesca multilaterales. Asimismo, alrededor de las aguas de Malvinas e Islas de esta parte del Atlántico Sur, los barcos pesqueros aumentan anualmente y la actividad no está completamente reglamentada.
Este aumento de pesqueros se puede ver a través de programas o sistema de identificación automática, donde se visualizan las posiciones de los buques en faena de pesca. También, en el caso de los investigadores, utilizaron satélites de Global Fishing Watch (Vigilancia Mundial de la Pesca). De igual modo, se incluyeron imágenes submarinas, fotos de barcos de investigación pesquera y estudios de exploración de hidrocarburos, como así también 25 variables ambientales como: características del lecho marino, temperatura del agua y salinidad, entre otras, para determinar la extensión de los EMV.
Los científicos anunciaron que,
de continuar estas actividades
no reguladas, la situación de
los EMV se vería debilitada
y, en consecuencia,
podría afectar a la industria pesquera en Malvinas
que trabajan bajo normas reguladas por los isleños. El Dr. Paul Brewin, autor del informe del estudio, dijo "E
en nuestra alta mar adyacente, que solo puede lograrse mediante un
esfuerzo coordinado regionalmente
".