Pedro Alfonso y Paula Chaves son, desde hace más de una década, el ejemplo de una pareja consolidada en el mundo del espectáculo argentino. Su historia de amor comenzó hace diez años, cuando Alfonso, en un intento de conquistar a Chaves, se hizo famoso por sus canciones y su devoción en cada aparición pública.
Hoy en día, la pareja no solo es conocida por su vínculo amoroso, sino también por su sólida familia compuesta por tres hijos: Olivia, Baltazar y Filipa. Sin embargo, el amor eterno también viene con sus propios desafíos, como lo reveló recientemente el productor.
La confesión de Pedro Alfonso sobre la convivencia con Paula Chaves
Durante una charla en el programa Vuelta y media (Urbana Play), Alfonso compartió algunas de las situaciones cotidianas que vive en esta relación. El productor contó que se dio cuenta de que había adoptado comportamientos típicos de su esposa. “Invité a mis amigos para ver el partido y empecé a hacer cosas que no hago nunca, puse posavasos, ‘cuidado con las migas’… Me transformé en mi mujer”, comentó con una mezcla de risa y asombro.
En la misma entrevista, Alfonso profundizó en cómo su comportamiento cambió en la convivencia. “Casi les hago sacarse las zapatillas y estaba todo el día: ‘no para, las migas’, ‘no, para, pone el apoya vasos, deja, no desordenen’”, expresó Pedro. Evidentemente, Pedro comenzó a adoptar algunas algunas de las costumbres de Paula, lo cual, según él, es una mezcla de adaptación y quizás un poco de ansiedad.
El diálogo continuó con una pregunta sobre sus hábitos de higiene, lo que llevó a una respuesta directa de Pedro: “No, no, me gusta bañarme, disfruto bañarme”. Sin embargo, también admitió que a veces la separación temporal de Paula le resulta complicada. “Todavía no estuve en casa solo para disfrutar, pero no sé si estuve tanto tiempo separado de Paula”, confesó, revelando un lado más personal de su vida familiar.
Para cerrar la entrevista, Pedro compartió un episodio reciente que refleja cómo su vida cambió con el tiempo. “Recién me llamó de esos supermercados conocidos y se queda ahí colgada. Y yo me quedo ahí esperando: ‘hola, ¿qué tal cómo estás?’ Pero nada, no sucede nada”, concluyó, con una sonrisa que indicaba tanto resignación como amor por su vida compartida.