El sector productivo de la Argentina, en los últimos años, ha registrado graves sequías en la zona más céntrica del país, sobre todo en las principales provincias que tienen la mayor capacidad para la cosecha. En ese sentido, un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, reveló que las perdidas para el sector productor superan los US$ 14.140 millones de dólares.
Según el informe, al enfocarse solo en los cultivos de soja, trigo y maíz, responsables del 87% de la producción de granos en Argentina y del 43% de las exportaciones totales del país, (como promedio de los últimos 3 años) las pérdidas para el sector productor superan los US$ 14.140 millones de dólares. Esto significa, que se perdieron 50 millones de toneladas de producción.
Si a ello le sumamos el impacto en menor demanda de fletes, labores, servicios financieros, entre otros, las pérdidas totales para la actividad económica nacional ascienden a US$ 19.000 millones. En otras palabras, la sequía ya se ha cobrado 3 puntos del PBI argentino estimado para el año 2023.
Respecto a las exportaciones netas de los complejos trigo, soja y maíz, incluyendo los demás productos obtenidos por el procesamiento de los granos, la proyección de ingreso de divisas para la campaña 2022/23 cayó a US$ 21.740 millones. Esto significa, unos US$ 13.950 millones por debajo de la anterior campaña 2021/22 y US$ 14.240 millones por detrás de lo que se proyectaba al momento de las siembras, en septiembre de 2022.
Cuál es el impacto al bolsillo del productor
En primer lugar, los lotes que hoy se cosechan con rindes, son muy inferiores a los presupuestados, los ingresos por hectárea resultarán menores a los previstos para hacer frente a las erogaciones del sector productor. La productividad (rinde estimado por hectárea) ha caído en promedio un 49% para la soja, un 21% en maíz y un 62% en trigo.
En segundo lugar, las hectáreas que, pese a haber sido sembradas, no podrán cosecharse por fracaso de la producción, el costo para el productor asciende al gasto en insumos que afrontó y no podrá recuperar.
En tercer lugar, en aquellos lotes que, pese a haberse tenido la intención de sembrarse, esos planes no pudieron materializarse por falta de humedad, la pérdida asciende al costo de oportunidad por tener la tierra improductiva durante la temporada.
Cuando se terminará la sequía
Expertos señalaron que la transición hacia la normalidad “será lenta” y requerirá de lluvias moderadas y con cierta frecuencia. “Se espera que para inicios del otoño comience una fase neutral, es decir, que ya la anomalía del océano Pacífico ecuatorial esté dentro de los valores normales, pero habrá una demora hasta que la atmósfera cambie su comportamiento”, explicó Cindy Fernández, del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
“Salir de una sequía es un proceso lento que requiere de varios eventos de precipitación normales y que transiten en el tiempo”, indica la meteoróloga. Fernández advierte que “tras una sequía tan prolongada, las lluvias intensas no serían lo mejor porque el suelo cuenta con una menor capacidad de absorción. Si precipita mucha cantidad de agua en poco tiempo, se transforma en escorrentía que erosiona el suelo, quita sus nutrientes y arrasa cultivos”.