Tener una red sólida de amigos aumenta la expectativa de vida de las personas mayores. Según un estudio de una universidad australiana, los amigos influyen de manera más directa en la prolongación de la vida que los mismos familiares. Además, un relevamiento publicado por la revista Forbes indica que mientras más viejos nos hacemos, más determinantes son las amistades.
Si bien las relaciones familiares son beneficiosas y vitales, las de amistad proporcionan un sostén más potente. "Reportan más beneficios porque son vínculos de reciprocidad, compartimos alegrías y pérdidas; el afecto y la emoción compartida produce sobre todo hormonas que nos protegen del estrés, producen bienestar de carácter psíquico y físico", explica el gerontólogo Andrés Urrutia, director del Cepram.
Según la última Encuesta Nacional sobre Calidad de Vida de los Adultos Mayores, en Argentina, el 60% de los Adultos Mayores prefieren estar con amigos en su tiempo libre, para charlar, tomar café o comer algo juntos antes que hacer cualquier otra cosa.
El valor creciente de la amistad cuando se pasan los 50 años se expresa también en el interés por cultivar nuevos vínculos. Tener amigos favorece la integración social y las personas que están acompañadas sienten placer; sienten que siguen creciendo y sobre todo, saben que cuentan con apoyo en los momentos difíciles.
En el Centro de Promoción del Adulto Mayor (Cepram) se realizó un estudio con los alumnos que por primera vez se suman a estos espacios académicos para conocer y profundizar estas realidades.
En más de 3000 alumnos encuestados, la gran mayoría llega al Centro con dos objetivos: actualizar su conocimiento para "estar al día" y formar parte de grupos de pares, para compartir experiencias y ser escuchados.
La amistad entre las personas, es especialmente valorada por nuestra naturaleza social, cultivarla es algo fundamental y muy importante a lo largo de la vida. Los lazos de la amistad otorgan satisfacción plena, apoyo emocional, seguridad y ayudan a desarrollar la autoestima.
Tener amigos, es importante en todas las edades, pero en la adultez significa tener alguien con quien celebrar, o intercambiar experiencias, consolarse, entregar mutua atención, tener un referente con el cual seguir cultivando la felicidad. Además, las buenas vivencias generan recursos poderosos para sortear los momentos de tristeza y de soledad.
"Todas las veces que uno la pasa bien y el vínculo es sano, se producen protectores que producen una especie de cuidado del envejecimiento de las propias células. En cambio, la soledad que es lo opuesto porque genera temores, nos va produciendo angustias y desafíos que no serían necesarios si tuviéramos vínculos de cooperación y de compañía, entre uno y otros", dice Urrutia.
Y cierra: "Este siglo como pocos ha puesto en relevancia la amistad. Porque básicamente la cooperación ayuda a soportar mejor las pérdidas y a compensarlas mejor y el registro de la proximidad de la muerte, de la finitud, hace que en la vejez los amigos, los compañeros de trayectorias, sean vitales".