Andrea Vergara es una vecina carlospacense que el pasado mes de abril recibió una boleta de luz con el monto exorbitante de $36.603,30 sumado a otra de $2065,10, correspondientes a las lecturas tomadas el 26 de diciembre de 2018 y el 21 de febrero de 2019 respectivamente, a todo esto, contando con Tarifa Social Provincial vigente.
El hecho es que cuando procedió a realizar el reclamo correspondiente en la Empresa Provincial de Energía (EPEC), le dijeron que se tiene que acoger a un plan de pago de 36 cuotas con el 48% de interés y si no lo hacía, ponía en riesgo el servicio de energía eléctrica en su casa.
Resulta que gracias al reclamo hecho a través de los medios de comunicación, es que Andrea finalmente obtuvo la acción inmediata por parte de EPEC y el Ente Regulador de Servicios Públicos de Córdoba (ERSeP) que procedieron a la inspección en su domicilio, llegando a la conclusión de que el medidor funciona correctamente.
"Tanto EPEC como ERSeP hicieron una inspección en mi casa y según ellos el medidor está funcionando bien. De todos modos, también hice una verificación particular para ver que no tenga pérdida de energía, lo cual se constató que no tengo, pero sigo esperando una respuesta", sostiene Andrea en diálogo con VíaCarlosPaz.
Y continúa diciendo que aún no le ha llegado la última boleta cuando a sus vecinos sí. "Espero que no me salgan con otra 'sorpresita'", exclama la mujer que sostiene su postura de llegar hasta las últimas consecuencias.
"No voy a firmar nada que diga que yo acepto ese consumo. Me planté en esta postura y que me lo solucionen porque eso no es un consumo normal de una casa de familia y no lo voy a pagar de ninguna manera. La voy a pelear hasta el final, que hagan lo que tengan que hacer y que cobren como debe ser", dice consternada.
Pero además, asegura que luego de conocerse los detalles de su caso, "hay un montón de gente que está en la misma situación, no con un monto tan alto pero con boletas que no son de consumo habitual, por eso hay que pelearla para que cobren como debe ser" e insiste en que va a luchar para que se demuestre que esa suma descomunal no condice con su consumo familiar.
Andrea vive junto a su esposo y sus dos hijos, él es herrero y vive de changas mientras que ella aún no consigue trabajo, algo que influye negativamente en todo lo que la familia está padeciendo tanto desde lo económico y porqué no, desde lo social y emocional también.