Allá lejos y hace tiempo, el naturalista Willian Hudson intentó descifrar estos paisajes de desnudez y silencio. Pensó en por qué sus imágenes siguen habitando en nosotros cuando volvemos a casa.
"La monotonía de los llanos o la extensión de las bajas colinas, la general irrelevancia ocre de todo, dejan la mente abierta y libre para recibir una impresión de la naturaleza como un todo…", escribió en su libro "Días de ocio en la Patagonia" (1893).
Las palabras de Hudson vuelven a la mente una y otra vez en el recorrido de unos días por el Parque Patagonia, en el noroeste de Santa Cruz, rodeado por las localidades de Los Antiguos, Perito Moreno, Bajo Caracoles y Lago Posadas. Una sucesión de estepa, cañadones, lagos, ríos, mesetas de altura y rutas escénicas. Un oasis de espacio abismal.
Portal La Ascensión
Los días arrancan temprano en estas tierras. La idea es aprovechar la luz, que se presenta total, como un cristal diáfano. La Ascensión, uno de los dos accesos públicos al Parque Patagonia, está en su zona norte, a orillas del lago Buenos Aires, a 17 kilómetros de Los Antiguos y 43 de Perito Moreno; y toma su nombre de la antigua estancia La Ascensión.
Antes de comenzar las caminatas, vale la pena visitar La Matera, una pequeña construcción circular donde los trabajadores compartían sus historias al terminar el día. También quedan en pie el viejo galpón de esquila, el bañadero de ovejas y el almacén, donde ahora funcionan emprendedores locales de gastronomía.
Desde el portal se puede acceder a una amplia red de senderos; algunos llevan sólo 45 minutos y son aptos para todo público, y otros son más exigentes, con caminatas de hasta cuatro días. Además, hay refugios y un área de acampe a la orilla del lago.
El inicio es suave, con una caminata de poco más de una hora por el sendero a la Roca Guacha. El camino alterna entre los pastizales bajos que se mueven como hilos dorados y los arbustos. A lo lejos se ve la Meseta del Lago Buenos Aires, que invita a seguir avanzando. Cada tanto, alguna liebre se cruza por el camino con paso asustadizo Al llegar a la cima -el esfuerzo no es tan arduo-, el premio es una vista deslumbrante del lago Buenos Aires y de la cordillera de los Andes, con sus nieves eternas.
Al mediodía, en el portal, el almuerzo es en Lo de Ulises, donde el chef Germán Alles preparó un almuerzo al aire libre. Además de cocinero, incursionó en el mundo de la cerveza con su marca Viel Gluck. Hay que reponer fuerzas para las caminatas de la tarde. ¿El menú? Empanada de capón de entrada y choripán frito con barbacoa de damasco y chucrut.
El recorrido sigue a la tarde por Cerro La Calle, una formación geológica impactante. Son grandes paredones formados por lava. El frío y las grandes diferencias de temperatura hicieron su trabajo a lo largo de millones de año. En la calle que da nombre al cerro, entre los grandes paredones, nos cruzamos con un anfiteatro natural. Y a lo lejos se ven las manchas blancas, que son posaderos de cóndores. En el final de la excursión, que lleva unas dos horas y media, se puede descansar en el área de acampe Puesto Cisne.
Dónde informarse www.parquepatagoniaargentina.org www.argentina.gob.ar/parquesnacionales www.cuevadelasmanos.org
Fuente: Diego Jemio-Clarín