Cristina Kirchner pasó el fin de semana en su casa de El Calafate pero no fue una estadía tranquila ya que el domingo padres autoconvocados se acercaron hasta su residencia con cacerolas para exigir la vuelta a clases presenciales. Este tipo de marchas se vienen repitiendo hace tiempo en la localidad de Santa Cruz, solo que esta vez aprovecharon la visita de la Vicepresidenta para que tenga mayor visibilidad.
“Tenías que verle la cara a los custodios cuando nos vieron acercar. Sin duda esta gente está confiada de que nada les va a pasar porque se consideran al margen de las decisiones que ellos mismos toman en Olivos y donde todos sabemos que ahí la que manda es esta mujer que cuando viene vive encerrada en la casa”, sostuvo una integrante de Organización Periodística Independiente (OPI) de Santa Cruz, detalla TN.
Los padres señalaron que llegaron a esta instancia de reclamo luego de presentar notas al Gobierno provincial y al Consejo de Educación para que los estudiantes vuelvan a las aulas. La movilización comenzó en el centro de El Calafate, luego pasaron por la residencia de la gobernación, para luego concluir en la casa de Cristina.
“Estamos muy preocupadas porque esta virtualidad se prolongó más de lo esperado y no tenemos respuesta de las autoridades”, remarcó Silvia, madre de una nena de 9 años en diálogo con FM Dimensión. En la misma línea, otra madre señaló: “Creo que la mayoría de los padres estamos acá por nuestros hijos. No nos importa otra cosa más que los chicos y que ellos puedan ir a la escuela, porque necesitan ir a la escuela de manera presencial. Hay muchos problemas en las casas, que están sucediendo, de salud mental y de un montón de cuestiones, por eso consideramos que alguien se tiene que expedir y decirnos cuáles van a ser los parámetros para poder volver. Esa respuesta no la estamos encontrando y no sabemos más que hacer”.
Al mismo tiempo Carolina, sostuvo que “no todos los niños tienen la posibilidad de tener a un adulto responsable en la hora de la virtualidad. Hay muchos niños chiquitos asistiendo a las clases virtuales solos, con la conexión que tenemos en Calafate y lo que eso significa. El planteo va mucho más allá de la virtualidad: no estamos dándole educación a los chicos de esta generación. El estrés que significa estar frente a un celular o de una computadora y que no funciona, que se corta cuando habla la seño, que el compañero empieza a hablar y se queda congelada la imagen... Es imposible. Estamos hablando de educación presencial o nada”.