La jueza federal con competencia electoral María Servini de Cubría determinó este jueves dejar sin efecto “el acuerdo con el Tribunal Electoral de la Ciudad para organizar el proceso electoral con el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE)” debido a las demoras y denuncias que se dieron en las PASO. Desde la Ciudad acataron la decisión, no sin hacer su descargo al respecto.
Desde el Instituto de Gestión Electoral (IGE) de Buenos Aires se indicó que la decisión de la jueza “torna abstracto el debate sobre la utilización de la Boleta Unica Electrónica (BUE) en las próximas elecciones”. No obstante, reconocieron que se encuentran abocados, junto a las autoridades judiciales, “al diseño de un nuevo sistema”.
El pasado domingo, los porteños debieron hacer doble voto: en papel a nivel nacional y con voto electrónico las autoridades locales. Desde la IGE afirmaron que las demoras que se registraron, en algunos casos, se debió a “las dificultades que planteó la concurrencia con dos instrumentos”.
Los números que maneja el Instituo habla de: fallas en 251 máquinas, 166 reparaciones inmediatas y 85 reemplazadas. Según argumentan, “la tarea no demandó más de 5 minutos en cada caso, representando problemas en menos del 2 % de las más de 14.000 máquinas habilitadas”.
Asimismo, sacando el foco de las fallas del sistema, desde el IGE criticaron la demora en la apertura de las mesas por el alto “ausentismo de autoridades de mesa” y la “no aplicación del sistema de voto simultáneo que se había aprobado para la ocasión”.
Destacaron que “la elección concluyó sin inconvenientes y solo siete de los 1.097 establecimientos habilitados para votar debieron prorrogar la jornada desde las 18 hasta las 19.30″. Sumaron, además, que las 21.30 hs se ofrecieron los primeros resultados, con el 70 % de las mesas escrutadas. Sin embargo, muchos votantes denunciaron no poder emitir su voto local, incluso yendo en más de una ocasión al colegio.
Cabe mencionar que con 2,5 millones de votantes, la Ciudad de Buenos Aires es el cuarto mayor distrito electoral de la Argentina, con un peso del 7,2 % en el padrón de votación nacional.