Por un lado, se encuentran las historias dramáticas de familias que han perdido a seres queridos y por el otro los grupos que se sienten “liberados” por haber sido vacunados o inmunizados al contraer la enfermedad.
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Pero en el medio hay una sociedad expuesta a las distintas conductas individuales y la duda sobre cómo congeniar con estas distintas conductas.
Según Martín Etchevers, secretario de Investigaciones de la Facultad de Psicología de la UBA y profesor titular regular de la materia “Clínica Psicológica y psicoterapias: psicoterapias, emergencia e Interconsultas” entrevistado por el diario “Clarín” sobre este tema existe variantes de personalidad.
Según el psicólogo, para tener una confianza casi desmedida en la medicación debe haber un determinado “rasgo de personalidad”.
”Los rasgos de personalidad son lo único que realmente modifica las creencias. O sea, acomodamos las creencias según nuestros rasgos de personalidad particulares”, explicó Etchevers.
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“Por un lado están las personas temerosas, desconfiadas y cautelosas. Esa persona no es desconfiada y cautelosa ahora sino que siempre es así. Del otro lado están los que tienden a subestimar, y por lo tanto a ser más imprudentes, menos temerosos y más confiados de sí”, dijo, siguiendo esta línea.
Según el experto, “los últimos acomodan la información del contexto. Hacen un recorte para que todo se acomode a su creencia y funcione su sistema. Es decir, hacen un recorte para que el contexto sintonice con su “yo” que se denomina “egosintonía”.
Pero estos rasgos no son sintomáticos: “Es común escuchar que la gente dice “este es mi yo, es mi esencia”. Te identificás con ese rasgo. El tema no es el rasgo en sí, sino intentar modificar aquellos que son más rígidos. En una situación como ésta es central la flexibilidad para adaptar todo pensando en uno mismo pero también en el bien común”.
“El recorte del contexto que hacen unos es más disfuncional que el que hacen otros. Ahora es más funcional mantener la prudencia y es más disfuncional salir a gritar que te vacunaste y liberarte de los cuidados”.
La pandemia y la sociología
Según la socióloga Verónica Giménez Béliveau, coordinadora del programa “Sociedad, Cultura y Religión” del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-Conicet), que trabaja con el prestigioso investigador Fortunato Mallimaci da una visión social del problema.
La investigadora explicó que “en las sociedades contemporáneas occidentales, la ciencia ocupa un lugar relevante, asociado a la verdad, lo creíble y lo infalible. La biomedicina tiene un lugar importante, pero no indiscutido: se dialoga con ella”.
”Esto no solo lo digo por los muchos grupos que proponen diferentes formas de vivir y que cuestionan la absoluta centralidad del mundo biomédico. También, porque, aunque haya confianza en la medicina, cuando uno mira personas con enfermedades crónicas es evidente que hay un diálogo que lleva a una complementariedad con otros aspectos del “buen vivir”. Además de la mediación, hago yoga, dieta naturista, meditación. No son estrategias contradictorias”, apuntó.
Todo se retroalimenta en un “movimiento colectivo de esperanza. No se refuerza solo con las estadísticas sino con las caras, cuando la cifra se humaniza en esas fotos de seres queridos vacunándose. Sentís que todos empiezan a estar a salvo”.
Para Giménez Béliveau, la “rebeldía” de muchos vacunados a la hora de respetar las indicaciones de las autoridades se explica por elementos que van de lo racional a lo profundamente emocional.
“La adhesión política, en lugar de ser adhesión racional guiada por ciertos intereses, se torna adhesión por emociones. Y habría entonces que preguntarse si esta adhesión a la ciencia no es también por emoción. La vacuna nos salva porque nos permite ser libres”, explica.
Ante esto: ”No hay muchas formas de ordenar esto, ni acá ni en otros países, principalmente porque se les explota el capital político si adoptan más medidas de cierre. La única salida es dar más información a la población, generando un acuerdo entre las distintas fuerzas políticas respecto de los parámetros de apertura y cierre”.
Y finalizó aclarando que “hay una clara necesidad de volver a una vida normal, de superar el duelo. No soy muy optimista. Pero cuando das una imagen de política unida transgrieta, trabajás realmente en contra de las creencias individuales”.