A más de un mes del adiós a Diego Maradona, el papa Francisco lo y lo definió como “un poeta en la cancha”. “En el campo fue un poeta, un gran campeón que regaló alegría a millones de personas en la Argentina y en Nápoles”, aseguró el pontífice en una entrevista con el diario deportivo italiano La Gazzetta dello Sport, realizada a comienzos de diciembre en su residencia de Casa Santa Marta y publicada hoy.
La máxima autoridad de la Iglesia Católica recordó además el encuentro que tuvo con el astro del fútbol, fallecido el 25 de noviembre a sus 60 años. Francisco vio al “Diez” en 2014, durante una actividad de la fundación Pontificia Scholas Occurrentes.
“Encontré a Maradona en ocasión de un Partido por la Paz. Recuerdo con placer todo lo que Diego hizo por Scholas Occurrentes, la fundación que se ocupa de los necesitados en todo el mundo”, expresó Francisco.
El Papa, quien durante el funeral de Maradona le envió un rosario bendecido a su exesposa, Claudia Villafañe, a través del embajador argentino ante Italia, Roberto Carlés, calificó a Maradona como “un hombre muy frágil”. “Cuando me informaron de su muerte, recé por él y envié a la familia un rosario con unas palabras personales de consuelo”, confesó con el diario italiano.
Además, Francisco dio detalles de cómo fue que se enteró que la Argentina se consagró campeón del mundo en México 1986, de la mano de Diego y el resto del equipo.
“Tengo un recuerdo personal vinculado al Mundial de 1986, el que ganó Argentina gracias a Maradona. Estaba en Frankfurt, en un momento difícil para mí porque estaba estudiando el idioma y recolectando material para mi tesis. No había podido ver la final de la Copa del Mundo y solo supe el resultado el día después de la victoria argentina sobre Alemania, cuando una niña japonesa escribió ‘Viva Argentina’ en la pizarra durante una lección de alemán”, explicó.
“Lo recuerdo, personalmente, como la victoria de la soledad porque no tenía con quien compartir la alegría de ese triunfo deportivo. La soledad te hace sentir solo, mientras que lo que embellece la alegría es poder compartirla”, sumó en su recuerdo.
En la nota, en la que el Papa habló de los valores del deporte (la inclusión, la tolerancia y el compañerismo), también se refirió al doping. Al respecto, señaló que “no es solo una estafa” sino “un atajo que anula la dignidad”.
“El talento es un regalo recibido, pero no es suficiente: hay que trabajar. Entrenar significa cuidar el talento, intentar hacerlo madurar en lo mejor de sus posibilidades”, subrayó. Y recordó a los atletas que “corren los 100 metros en los Juegos Olímpicos” que se entrenan durante años para “esos escasos segundos”. “De vez en cuando leo sobre algún gran campeón que es el primero en llegar al entrenamiento y el último en salir: es el testimonio de que la fuerza de voluntad es más fuerte que la habilidad”, opinó.
En las 31 preguntas de la entrevista, se refirió al deporte paralímpico para valorar la fortaleza y las ganas de vivir de los deportistas con discapacidades. Admitió que le gusta “el concepto de la inclusión del deporte”, pero también le agrada la idea de “no darse por vencido” y seguir luchando para no rendirse.
El Papa aprovechó la ocasión para recordarles a los italianos su pasión por el Ciclón. Amante del fútbol y San Lorenzo, rememoró sus años de la infancia en la Argentina, cuando iba con su familia al Gasómetro.
“Recuerdo, en particular, el campeonato de 1946, el que ganó mi San Lorenzo, aquellos días que pasé viendo a los futbolistas jugando y la alegría de nosotros, los niños, cuando regresábamos a casa: la alegría, la felicidad en la cara, la adrenalina en la sangre”, comentó.
De pequeño, según dijo, también jugaba al fútbol con una “pelota de trapo”, en una plaza cercana a su casa. Pero no era de los buenos, admitió, sino más bien “lo que en la Argentina llaman un ‘pata dura’”. Por eso acababa siempre jugando de arquero, una decisión que le sirvió de “escuela de vida”, porque aprendió que “el 1 debe estar listo para responder a los peligros que pueden venir de cualquier lugar”.
Francisco reconoció que sigue con interés las noticias deportivas, en especial las historias de personas que “tratan de dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encuentran”. En este sentido, afirmó que en su viaje a Jerusalén en 2014 le hablaron del ciclista Gino Bartali, quien, reclutado por un cardenal y con la excusa de entrenar en bicicleta, salió de Florencia para Asís y regresó con decenas de documentos falsos escondidos que le sirvieron para que muchos judíos escaparan y se salvaran. ”Se dice que ayudó a unos 800 judíos, con sus familias, a salvarse.
La nota finaliza con un deseo del papa para 2021. “Mi deseo es muy simple, lo digo con las mismas palabras que escribieron en una camiseta que me dieron: ‘Mejor una derrota limpia que una victoria sucia’. Es la manera más hermosa de jugar tu vida con la cabeza en alto”, concluyó.