El impuesto a la riqueza pretende recaudar más del 1% del PIB para financiar las contingencias de la pandemia,pero también contribuirá a que Uruguay, “reclute argentinos adinerados”, según declaraciones del director del programa de América Latina del Wilson Center, Benjamin Gedan.
Gedan explicó a la agencia “Europa Press” que si bien es comprensible que el gobierno de Argentina busque acrecentar los ingresos fiscales, el Aporte Solidario Extraordinario de las Grandes Fortunas “dañará el clima de inversión” de nuestro país y provocará la marcha de los inversores a Uruguay.
Entre otros ejemplos, Gedan expuso el del director ejecutivo de Mercado Libre, Marcos Galperín, quien cruzó el Río de la Plata tras las últimas elecciones presidenciales de Argentina y el triunfo de Fernández.
La Unión Industrial Argentina (UIA), expresó también su desacuerdo con la medida y alertó sobre los problemas que acarrearía este impuesto sobre la reactivación de la actividad económica y su efecto sobre el sector productivo.
“El impuesto a la riqueza de Argentina es arriesgado. Dada la débil recaudación de impuestos del país, es probable que genere mucho menos que la proyección del gobierno del 1% del PIB”, advirtió el director del Wilson Center.
En concreto, la propuesta de la formación del Frente de Todos calcula recaudar 307.000 millones de pesos (3.234 millones de euros) equivalentes al 1,1% del PIB, que afectaría a unas 9.298 personas en Argentina, según datos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
La medida consistirá en el cobro en una sola vez de un impuesto progresivo desde el 2% hasta el 3,5% sobre los patrimonios superiores a los 200 millones de pesos argentinos, unos 2,1 millones de euros al cambio actual.
La recaudación se destinará a la contingencia de la emergencia sanitaria de la Covid-19, el impulso a las pymes, programas de desarrollo, becas al programa integral de becas Progresar y programas de exploración y desarrollo de gas natural, a través de la estatal Ieasa.
Gedan reconoció que el intento del Ejecutivo argentino de aumentar los ingresos fiscales “es comprensible” tras los altos costes derivados de las medidas de emergencia implantadas por la pandemia, que dejaron una inflación anual de 34%, la segunda más alta de Latinoamérica tras Venezuela, y con el 41% de la población vivienda en la pobreza.
Pero recordó que Argentina “es un país con altos impuestos, tanto para las empresas como para las familias adineradas, que ya pagan un impuesto especial a la propiedad”.