El Papa realizó desde las 20:30 de la hora local en el atrio de la Basílica de San Pedro la Vigilia Pascual. La misma es una tradición, que se basa en el pasaje de Jesús de la muerte a la vida.
En él, Francisco pidió por desterrar la ''psicología de sepulcro'', no ''enterrar la esperanza'' ni tener ''una fe de museo'', sino abrirse a Jesús resucitado.
En cuanto a la ceremonia en si, comenzó con el templo a oscuras. Luego, el cirio prendido, llevado en procesión, fue la única luz, a la que luego se sumaron las velas de los fieles. Esto simbolizaba el ingreso de Cristo del mundo de las tinieblas, el pecado, la soledad y la muerte.
''La Pascua es la fiesta de la remoción de las piedras. Dios quita las piedras más duras, contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativas: la muerte, el pecado, el miedo, la mundanidad. La historia humana no termina ante una piedra sepulcral, porque hoy descubre la «piedra viva», Jesús resucitado'' explicó Francisco.
También expresó que muchas veces la fe se ve obstaculizada por ''la piedra de la desconfianza'': ''Cuando se afianza la idea de que todo va mal, llegamos a creer con resignación que la muerte es más fuerte que la vida y nos convertimos en personas cínicas y burlonas, portadoras de un nocivo desaliento''.
En la segunda parte de la liturgia, como es tradición, el Papa realizó el bautismo, confirmación y primera comunión a ocho personas de Albania, Ecuador, Indonesia, Italia y Perú. El domingo, luego de la misa de Resurreción en la Plaza de San Pedro, Francisco enviará su mensaje pascual y la tradicional ''bendición urbi et orbi'' a todo el mundo.