El cumpleaños número 34 es, sin dudas, el más especial en la vida de la misionera Amelia Bannan. Su celebración es doble: tras pasar cinco meses en coma, estado en el que dió a luz a su hijo Santino, despertó. Y el responsable de su vuelta a la vida fue pequeño bebé.
Todo comenzó el pasado 1 de noviembre. Amelia se desempeñaba como policía en la localidad misionera de San Pedro. Estaba embarazada de seis meses y ese día tuvo un accidente automovilístico junto con otros compañeros de la fuerza. Bannan sufrió una grave lesión cerebral y quedó inconsciente, pero el bebé que esperaba sobrevivió en su vientre y continuó su desarrolló con normalidad.
A finales de diciembre, Amelia abrió los ojos, movió las manos y aunque no era capaz de comunicarse, comenzó a tener contracciones. Como no dilataba, el 24 de diciembre le realizaron una cesárea de urgencia. "Nació en Nochebuena, fue un milagro", asegura César, hermano de Amalia, sobre el nacimiento de su sobrino.
Pero luego de tanto esfuerzo, las señales vitales de Amelia volvieron a apagarse y recayó en el coma. "Era desesperante. Todos los días era hablarle de cosas nuevas, acercarle al bebé, pero no había respuesta", detalló su hermano.
Hasta que hace diez días, un segundo milagro ocurrió. "Estábamos en la clínica con Norma, mi otra hermana. Le contábamos cosas a Amelia y nunca teníamos respuesta, pero de pronto escuchamos un 'sí'. '¿Amelia estás escuchando?', le pregunté y volvió a decir que sí. Le pedí que me sacara la lengua y la sacó. Fue una emoción, me quedé sin palabras", contó César.
A pesar que aún queda un largo camino de recuperación, Amelia logra día a día grandes avances. "Le dimos un chupetín (chupa chups) y lo lamió", confiesa César. Su pareja, también policía, pasa todo el tiempo que puede con ella, pero su mayor estímulo es el bebé, al que besa y acaricia cuando puede tenerlo sobre el pecho, dos veces al día.