En el último movimiento de la causa, Ernesto Clarens fue aceptado como "arrepentido" en el caso los cuadernos de las coimas K, ya que el juez Claudio Bonadio homologó el acuerdo del financista con el fiscal Carlos Stornelli.
"Fines de los años 90. Néstor Kirchner transitaba sus últimos años como intendente de Río Gallegos, y su próxima meta estaba en curso: asumir la gobernación de Santa Cruz en un complejo escenario político y financiero", reconstruye Lucía Salinas en una nota de Clarín.
Durante la campaña, Kirchner conoció a Lázaro Báez. Información sobre cómo nació ese vínculo personal y comercial, es lo que promete aportar Clarens.
En su declaración a Stornelli, el financista contó que la principal constructora de Báez era Gotti SA y que entonces se creó Austral Construcciones "como reaseguro de los negocios por si quebraba Gotti, pero Lázaro se la quedó y con eso mantuvo los ingresos de las certificaciones de obras".
A sus declaraciones, le sumó un pendrive con un listado de 120 obras públicas con sobreprecios.
Sin embargo, Clarens no hizo referencia a las coimas y aclaró que Báez no pagaba sobornos. "Austral no estaba para eso", dijo.
Gotti era la principal constructora de Santa Cruz y mientras Kirchner peleaba por la gobernación, Báez le dio el estado bancario de la empresa, dato que tenía ya que trabaja en la línea de créditos del Banco Santa Cruz.
Eran datos confidenciales y significaron el inicio de una relación de muchos años.
Clarens contó que "creíamos que la empresa estaba al borde de la quiebra, entonces se crea Austral como reaseguro para seguir operando, y con ella se cobraban los certificados de obra".
Siempre según Clarens, fue el propio dueño de Gotti quien le dijo "metelo a Báez", aunque después se arrepintió "Lázaro un día llegó y dijo que él se quería quedar con Austral que no estaba operando", dijo.
En cuanto a su rol dentro de la estructura de coimas en Capital Federal, uno de los aportes más importantes de Clarens, dijo que no solo oficiaba de financista, sino también como "recaudador".
En tal papel, su relación más frecuente era con José López, porque eran los responsables de cobrarle a las empresas constructoras.