Diez años han pasado del fallo de la Corte que ordenó sanear el Riachuelo. Los grandes responsables de la contaminación ambiental como los saladeros desaparecieron de Lanús y las curtiembres han dejado de volcar sus líquidos. Si bien la promesa del saneamiento no está cumplida, ya se pueden ver los cambios.
Recuperar el río resulta un proceso socio-ambiental muy complicado para la Argentina. Sin embargo, algunos avances ya se dejan ver. En principio, ya no es un río inaccesible y tiene mucho menos olor. La esperanza de los vecinos porteños y bonaerenses es poder andar junto al río en bicicleta por el camino que va desde la Isla Maciel, en Avellaneda, a la ruta 4, que permite recorrerlo casi de punta a punta. Esto se lograría una vez que se relocalice la villa 21-24, del lado de la Ciudad de Buenos Aires, y el último retazo de la villa 20.
Limpiar el Ricachuelo es barrer gran parte de la historia de la corrupción política del país. La contaminación del río es producto de la ilegalidad, la inflación, la irresponsabilidad con la se realizaban los vuelcos industriales, la proliferación de basurales, sumada a la pobreza extrema. Según el exhaustivo informe realizado por Marina Aizen, que se puede ver en Revista Viva, desatar todos esos nudos es el compromiso que asumió la Argentina al haber suscrito a los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU: agua limpia y saneamiento para todos en 2030.
El saneamiento está a cargo de Acumar, la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo. Desde el momento de la sentencia, Acumar pasó por once administraciones y dos gobiernos que le marcaron distintos ritmos de trabajo. Aún falta que haya una conciencia ambiental por parte de la industria. Por esa razón existe un régimen de sanciones más riguroso.
Por otra parte, en Dock Sud se está construyendo una gran obra de Aysa, empresa que depende del Ministerio del Interior. Se llama "Sistema Riachuelo". Es un proyecto en tres partes: un gran caño colector, llamado margen izquierdo, que corre paralelo al Riachuelo a lo largo de 14 kilómetros. Su función es evitar que las cloacas desbordadas de la Ciudad de Buenos Aires vuelquen directamente en el río. Estos líquidos irán a parar, en cambio, a una planta de pre tratamiento en Dock Sud.
La basura es otro tema fundamental para tratar el saneamiento del río. Cada mes, se sacan 400 toneladas de basura del espejo de agua. Acumar ha levantado todos los macro basurales a cielo abierto, excepto dos que hay en la llamada Cuenca Alta, que están a punto de ser cerrados. Había basurales de hasta 32 hectáreas, y la razón por la que existían y adquirían ese tamaño es porque los municipios o permitían.
Sanear la cuenca tiene que ver con problemas estructurales de la Argentina. Sin embargo, diez años después del dictamen de la Corte, los propios vecinos ya pueden empezar a apropiarse del Riachuelo.