Entre los casi 45 mil peruanos que consiguieron entradas para Rusia 2018, cada hincha vivió su propia odisea. La de Miguel, un fan limeño de 24 años, fue exponerse a un significativo cambio de su cuerpo y, en cierto modo, a poner en riesgo su salud.

"Las entradas se acabaron enseguida, y yo no podía quedarme afuera del Mundial. Soy más fanático de Perú que de mi equipo, Universitario. Fui a todos los partidos de las Eliminatorias, incluso cuando sólo éramos 20 mil, ante Ecuador. Así que me había jurado venir a Rusia", dijo Miguel.
"Lo único que quedaban en la web de la FIFA eran entradas para discapacitados. Me fijé cuáles eran los requisitos: estar en sillas de ruedas, algo específico para mujeres y sufrir de obesidad mórbida. Hice cuentas y debía subir 25 kilos", relató el fanático de la Blanquirroja.

"Primero compré la entrada y después empecé a engordar. Tenía tres meses para presentar el certificado médico de obesidad corporal. Por suerte pude cumplirlo y la FIFA lo aceptó", terminó diciendo, aunque aclaró que hace mucho ejercicio para no deteriorar en exceso su salud.