Este sábado cumplió once años el Club Ater, la primera milonga fundada en China. La celebración se realizó en un importante hotel de Beijing, donde los amantes del género se dieron cita para bailar, escuchar tango en vivo y ver a una pareja de bailarines argentinos invitados especialmente para la ocasión.
El evento, que fue organizado en conjunto por Club Ater y la Embajada Argentina en China, contó con la presencia del Embajador argentino Diego Guelar y otros funcionarios. Rondando las 20 horas el elegante salón se llenó de parejas que adornaron la pista de baile con un nivel de tango digno de las mejores milongas de Buenos Aires, mientras que los más tímidos se dedicaron a mirar desde las mesas disfrutando del vino argentino.
"Es llamativo el éxito del tango en el exterior, es sin duda el mayor instrumento de reconocimiento de la Argentina como sociedad. En china, la escena del tango viene creciendo de forma exponencial, principalmente con las escuelas Carlos Gardel que estamos fundando para la enseñanza del baile", detalló durante la celebración el embajador argentino, quien incluso se animó, junto a su mujer Viviana Fontanini, a dar unos pasos en la pista mientras sonaba "Milonga sentimental".
Las cinco escuelas Carlos Gardel establecidas en distintas ciudades de China son sólo una muestra del gran crecimiento que vive allí la cultura del tango. Sin ir más lejos, en 2017 participaron 110 parejas chinas durante las semifinales del Mundial de Tango en Nanjing. Hoy en día, se pueden encontrar milongas todas las semanas en 32 ciudades del país. "Incluso estamos hablando con fábricas de acordeones en China para que comiencen a fabricar bandoneones, algo que ni siquiera pasa en Argentina. Yo creo que se va a desarrollar un tango chino, porque el tango ya es un fenómeno más global que local", agregó Guelar.
Los primeros pasos
El Club Ater (Argentina Tango Dancers) fue fundado en 2007 por Daidai Li, una ex profesora de Química que decidió darle un vuelco a su vida el día que conoció el 2x4. Con una visión vanguardista, Daidai se animó a fundar así el primer club de tango de toda China, que hoy cuenta con una escuela y dos populares milongas semanales.
“El tango me cambió la vida, el pensamiento, toda mi forma de comunicación y especialmente la relación con la gente”, confesó Daidai. “Lo que más disfruto es cuando veo cada vez más alumnos, más gente bailando”. Además de bailar tango, Daidai está tomando clases de español –fruto de sus dos viajes a Buenos Aires– y aprendiendo a tocar el bandoneón.
Como parte del festejo de los 11 años de Club Ater, un segmento de la velada fue musicalizado en vivo por la orquesta china Hielo y Fuego, liderada por la bandoneonista Wang Dan, discípula del reconocido músico argentino de tango Walter Ríos.
También hubo un show de baile a cargo de los bailarines argentinos Analía Carreño y Luis Ramírez, quienes aprovecharon la ocasión para contar la historia y el sentimiento del tango a través del baile. "Tratamos de contarle la historia del tango a la gente que no tiene oportunidad de viajar a Buenos Aires. La idea del compadrito, del bar, de los sueños. Eso amplía la visión de lo que significa nuestra danza", explicó esta pareja que desde 2009 viaja anualmente a China para dar seminarios y hacer presentaciones por todo el país. Y agregaron: "El tango es un arma de comunicación muy poderosa, es increíble llegar a pueblos del interior y que lo bailen. No importa de dónde seas, es una parte de Argentina en todos los rincones del mundo".