El avión que trasladaba al equipo de fútbol brasileño Chapecoense se quedó sin combustible, indicaron las autoridades colombianas en un informe preliminar sobre el accidente en el que murieron 71 personas.
El agotamiento del combustible fue producto de una cadena de errores humanos que partió de una programación de vuelo errónea de acuerdo con los estándares internacionales, aseguró en rueda de prensa Freddy Bonilla, secretario de seguridad de la Aeronáutica Civil, la máxima autoridad en materia aérea en Colombia.
La conclusión surgió, entre otros, del análisis de las cajas negras de la aeronave de la compañía LaMia accidentada el 28 de noviembre cerca de Medellín.
La tripulación del avión era consciente de la falta de combustible pero sólo reportó una emergencia cuando ya no había margen para reaccionar, concluyó la investigación. Durante el vuelo, el piloto y el copiloto conversaron en "varias ocasiones'' sobre la posibilidad de detenerse en Leticia -en la frontera entre Brasil, Perú y Colombia- o en Bogotá para repostar, aseguró Bonilla. Pero al final decidieron no hacerlo.
Cuando entró a Colombia la aeronave tenía viento de frente, lo que implica más consumo de combustible y dificultó su llegada a Medellín.
La investigación demostró que cuando el piloto pidió prioridad para aterrizar, seis minutos antes de accidentarse, el avión ya llevaba dos minutos con un motor apagado. Cuando faltaban tres minutos y 45 segundos todos los motores se plantaron.