Investigadores del Centro Nacional Patagónico en Chubut estaban interesados en ver cómo se comparaban las narices de los neandertales y los humanos modernos. Entonces, compararon las narices de ambos por primera vez, ayudando a arrojar nueva luz sobre nuestros misteriosos primos.
Si bien la forma esquelética de nuestras narices difiere enormemente de las de los neandertales, los investigadores encontraron similitudes en la estructura interna.
Sus hallazgos sugieren que, cuando vivían en ambientes fríos y secos, ambos grupos evolucionaron independientemente para tener narices que les ayudaran a respirar en estas condiciones.
Este desarrollo puede haber requerido adaptaciones en la anatomía nasal interna que ayudaron a calentar y humidificar el aire antes de que llegara a los pulmones.
En el estudio, los investigadores analizaron las narices de 38 argentinos: 26 de ascendencia del suroeste de Europa y 12 migrantes del noreste de Asia.
Los compararon con las narices de dos cráneos de Neanderthal, uno que se estima tiene entre 70,000 y 50,000 años de antigüedad, y otro con alrededor de 60,000 años de antigüedad.
Luego, los investigadores usaron simulaciones por computadora para recrear la respiración en los tres grupos y los hallazgos indican que la morfología nasal adaptada al frío evolucionó de forma independiente en los neandertales y los humanos modernos.