En las profundidades del mar no hay luz y ni plantas. Las especies que sobreviven en esta oscuridad son pocas y también constituyen una gran incógnita para los investigadores, ya que muchas son todavía desconocidas para el humano. Recientemente, se descubrió que hay un invertebrado que se alimenta de restos de animales en descomposición y que son tan fuertes como para atravesar la piel de un cocodrilo.
Fue un grupo de expertos en biología marina de la Universidad de Luisiana, Estados Unidos, que investigó este nuevo animal carroñero que tiene el tamaño de una pelota de futbol.
Según su reporte, es uno de isópodos más antiguos del mundo, de la especie Bathynomus giganteus, y puede pasar meses y años sin comer: se amontonan con la comida a cuestas y van alimentándose poco a poco los unos de la comida de los otros.
Para el experimento, fueron arrojados al fondo del mar tres cocodrilos muertos en distintos lugares del Golfo de México.
Lo más curioso es que estos pequeños invertebrados que parecen gusanos no solo se devoraron un cocodrilo en solo 51 días, sino que también se alimentaron de la grasa del interior de sus huesos.