Casi dos años y medio pasaron desde el lanzamiento de Post Mortem, el álbum debut de Dillom que marcó un antes y un después en su carrera. Desde entonces, la vida de Dylan León Masa cambió considerablemente y adjuntó varios logros en el camino. Así como también varias polémicas que lo instalaron como una de las figuras más relevantes de la escena musical nacional.
Finalmente, tras una larga espera, este 26 de abril, Dillom estrenó su segundo proyecto discográfico titulado Por cesárea. Nuevamente, un álbum conceptual, cargado de oscuridad, sátira, sonidos pesados y letras picantes con el que el joven artista demuestra que después de la muerte llega un nuevo nacimiento.
Un día antes del estreno de Por cesárea, Dillom realizó una presentación exclusiva en el Teatro Coliseo. Allí, algunos pocos afortunados -entre ellos Lali Espósito con su novio Pedro Rosemblat, Wos, Ca7riel y Paco Amoroso- pudieron escuchar el material antes que estuviese disponible en todas las plataformas digitales. Con una sala completamente a oscuras, y algunas apariciones momentáneas, el músico le dio la bienvenida a esta nueva era.
Así fue la presentación de Por cesárea, el segundo álbum de Dillom
La invitación especial era críptica y concisa: pedía puntualidad, dresscode total black y abrigo. Todo esto tuvo sentido al ingresar al lugar con un ticket poco común para esta clase de eventos: una pulsera de hospital -como las que llevan las embarazadas y los recién nacidos- con la fecha del lanzamiento del disco, el título y el nombre del artista.
La puerta de ingreso a la sala principal del Teatro Coliseo se transformó en un cuello uterino que llevaba a los invitados directamente al útero materno. Una vez dentro, completamente a oscuras y con la temperatura muy baja, solo se podían oír gritos, pulsaciones y llantos de bebé, a la vez que se prendían y apagaban las luces cada vez con más frecuencia, hasta el momento del esperado parto “por cesárea”.
En la oscuridad, el álbum se reprodujo de principio a fin, sin cortes y sin grandes intervenciones. El telón solamente se levantó en pocas oportunidades: primero con un pequeño Dillom y su madre de espaldas al público, que se separaban y tomaban caminos diferentes. Luego, un cubo suspendido en el aire, en medio del escenario iluminado por una luz desde atrás, que solo dejaba ver la silueta de un hombre.
La tercera -y más impactante de todas- con Dillom sentado en una silla de madera y una soga colgando al costado, esperando a que tome la decisión final. Por último, tras el destino que tomó el protagonista, el escenario se iluminó con una incandescente luz blanca y fría, que encegueció al público que había estado en plena oscuridad durante toda la función, y un humo que simulaba un piso de nubes, como si se tratase de la llegada al cielo. Un viaje inquietante de principio a fin -conciso, dramático e innovador- como suele ser todo lo que hace el autor de esta obra.
Así suena Por cesárea, lo nuevo de Dillom
El segundo álbum de Dillom cuenta con 12 canciones y, entre ellas, colaboraciones muy especiales: Lali Espósito en “Caries” y Andrés Calamaro en “Mi peor enemigo”, dos figuras igual de polémicas y cercanas a él que se yuxtaponen en este nuevo proyecto.
En cuanto a los sonidos del disco, la variedad de referencias e influencias es enorme e impredecible a medida que avanzan los tracks. Desde nombres del rap internacional como Frank Ocean, Tyler The Creator y Brockhampton hasta clásicos pesados como Nine Inch Nails, los Ramones y figuras del rock nacional.
Mientras que las letras -como suele acostumbrar- están cargadas de polémica, sátira, crudeza, ironía y complicidad con su público. El golpe llega temprano con “Últimamente”, una canción en la que narra una secuencia traumática con barras desgarradoras: “Subí a la terraza y vos estabas por tirarte, alejate / ¿Cuántas pastillas tomaste? / Llamé a la ambulancia pa’ que vengan a buscarte, me cansaste / Es hora de internarte / Podemos salir de esta, todavía no es tarde / Intentaste pegarme y te caíste / Y empezaste a arrastrarte / Se supone que vos sos quien debería cuidarme”.
Así como también, por momentos, explora su lado más bizarro y juega con el humor centennial: “Ay, same, boluda, yo también tengo ascendente en sagitario, boluda”, dice en “Buenos Tiempos”, el séptimo track del disco. Y hasta su parte más sádica en temas como “Muñecas”, donde enumera explícitamente diferentes formas de tortura, o en “Reiki y Yoga” donde muestra su lado masoquista en frases como “La otra noche soñé que me arrancaban la piel / Y por alguna razón, se sentía muy bien”.
Por cesárea redobla la apuesta de Post Mortem y, con la experiencia encima y la desfachatez que lo caracteriza, Dillom vuelve a marcar sus propias reglas del juego. Se anima a hacer lo que quiere y cómo quiere, y, nuevamente, demuestra que es lo que mejor le sale.