Mabel Alonso, referente del Programa Provincial de Prevención y Abordaje de Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Dirección General de Salud Mental explicó “Hemos convocado a los profesionales de los equipos interdisciplinarios a una jornada de trabajo en relación con la fecha. Hoy los profesionales que trabajan con estos casos fueron invitados a presentar algunas de sus experiencias clínicas y a trabajar sobre algunos ejes de sensibilización”, durante la reunión con profesionales de salud del Sistema Provincial de Salud (SIPROSA).
Alonso explicó que “Los trastornos alimentarios son enfermedades que se viven en mucho silencio. Las personas que lo padecen, generalmente lo viven en secreto. Este día busca que todos los equipos difundan información, sensibilicen a la población y también a los profesionales para la captación y detección rápida de los casos. Estas patologías están asociadas a desórdenes con la comida, gran preocupación en relación con el cuerpo o al peso y, a veces, acompañado de descenso brusco en el peso. Generalmente, el diagnóstico lo hace salud mental, pero hay muchos profesionales que trabajan en la detección precoz y en el tratamiento, en la dirección del tratamiento, como médicos clínicos, nutricionistas, deportólogos”.
Mariela Córdoba, médica nutricionista especialista en trastornos de la conducta alimentaria, recalcó «Es fundamental informar sobre los mitos y realidades respaldados por expertos internacionales de la Academia de Desórdenes Alimentarios, con sede en Virginia, Estados Unidos. Ellos nos enseñan las nueve realidades que debemos difundir entre la población. Trabajamos en la prevención, reduciendo los factores de riesgo y promoviendo los factores protectores para abordar esta realidad que afecta a todos. En Argentina ocupamos el segundo lugar a nivel mundial después de Japón en cuanto a estos trastornos».
Durante la reunión Córdoba explicó: “Los factores de riesgo de los trastornos alimentarios son la internalización del ideal de belleza y delgadez, la presión social por una belleza inalcanzable. Los factores protectores incluyen la autoestima, la regulación emocional, el apoyo familiar, una alimentación nutritiva y una relación positiva con el cuerpo e imagen”. Destacó también la importancia de la colaboración de la familia para la detección de estos trastornos, que suelen manifestar con cambios en la conducta alimentaria, pérdida de peso significativa injustificada, evitar comer en compañía o ir al baño rápidamente luego de hacerlo, excesivo uso del espejo o preocupación por la imagen. Si bien la anorexia suele manifestarse en edades de entre los 12-17 años y la bulimia en edades más tardías (20-30 años), es un flagelo que no distingue por edad, sexo, situación social ni raza. La detección precoz y tratamiento especializado e interdisciplinario son imprescindibles para una mayor posibilidad de recuperación.
La especialista fue contundente: “Tenemos que comprender que debemos dejar de opinar sobre los cuerpos de una vez por todas, ya que lamentablemente los trastornos de la conducta alimentaria pueden ser desencadenados por un comentario. Aunque sea difícil de entender, son enfermedades mentales que tienen una vulnerabilidad biológica. Es decir, la paciente no puede resistir los comentarios y comienza a desarrollar el trastorno” concluyó.