Keanu Reeves ha logrado consagrarse como una de las estrellas más importantes de Hollywood, gracias a sus papeles de “Neo” en Matrix y “John Wick” en la homónima franquicia.
Comenzó su carrera como actor a la edad de nueve años, apareciendo en una producción teatral de Damn Yankees. Abandonó la escuela secundaria cuando tenía 17 años y tras obtener una tarjeta verde a través de su padrastro estadounidense se mudó a Los Ángeles.
Una vez en la ciudad de los Estudios, debutaría en el audiovisual en un episodio de Hangin ‘In, y luego continuaría probando suerte trabajando en publicidades, incluso para grandes marcas como Coca-Cola. Su primera aparición en una película de estudio sería en Youngblood de 1986.
La trágica historia de Keanu Reeves
Luego de haber conseguido la fama con Matrix, Keanu se enfrentó a uno de los momentos más difíciles de su vida: la muerte de su hija al nacer en 1999. Ello llevaría a que él y su pareja, Jennifer Syme, se separen y ella cayera en depresión.
Dos años más tarde, la mujer chocó contra tres coches estacionados, dando varias vueltas de campana para finalmente salir disparada de su coche. Murió en el acto. Según los informes, estaba tomando antidepresivos, que la policía encontraría en su automóvil.
A estas trágicas muertes se le suman la de River Phoenix en 1993 por sobredosis, quien era el mejor amigo de Reeves. Juntos protagonizaron una de las películas independientes más icónicas del cine estadounidense, My own private Idaho.
Tras vivir todo ello, el actor buscó refugio en la espiritualidad. Si bien no se ha definido de forma pública como creyente de algún culto o religión en particular, ya que considera que se trata de algo “personal y privado”, ha declarado ser “supremamente espiritual” y seguidor de Dios, aunque no como comúnmente se lo representa.