La película de J. A. Bayona, basada en el libro homónimo de Pablo Vierci, que relata el accidente del Vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en la cordillera de los Andes en 1972, se transformó en un verdadero furor.
Desde el minuto cero, esta película propone un relato en crudo, alejado de toda estetización y romantización, de la tragedia que se cobró 29 vidas de los 45 pasajeros del equipo de rugby uruguayo que iba rumbo a una competencia en Chile. Esto provocó que, La sociedad de la nieve se lleve el pulgar arriba tanto de la audiencia como la crítica.
Su reparto de jóvenes y emergentes talentos, muchos de ellos provenientes del teatro argentino, sacudió a sus pares de generación, quienes no habían visto con sus propios ojos los acontecimientos que sus padres y abuelos alguna vez les habían relatado.
La película obtuvo 12 premios Goya y ahora va camino al Oscar, no en una, sino, dos categorías: Mejor Película Extranjera y Mejor Maquillaje y Peinado. Sea cual fuese el resultado, la realidad es que el equipo argentino de La sociedad de la nieve es un orgullo que, en momentos donde el cine nacional corre peligro, pone en valor la importancia del talento oriundo de nuestro suelo.
Esteban Kukuriczka: todo sobre La sociedad de la nieve
Vía País tuvo la oportunidad de mantener una íntima conversación con Esteban Kukuriczka, quien interpreta a Fito Strauch, en la que se trazó una analogía entre el camino de La sociedad de la nieve, los rugbiers uruguayos y la presente charla.
- ¿Cómo llegó La sociedad de la nieve a vos?
Arranca con una publicación de Instagram que buscaban rugbiers argentinos entre 18 y 25 años. Yo no, no lo mandé en ese momento porque no soy rugbier y tenía 30 años. Pero gracias a que un director de casting amigo me insistió, mandé el material. Al mes, me llega un mail diciendo que querían ver un primer self tape. En ese momento estábamos en pleno COVID, así que era todo por Zoom. Mandé un video sin saber de qué se trataba la historia, nada más conociendo que el asunto era la nieve.
El casting fue avanzando y me iba enterando un poco de qué se trataba la historia. Ya en una 4.ª audición, también por Zoom, me revelaron que era para La sociedad de la nieve. Finalmente, el último Zoom fue con Bayona, lo cual fue muy fuerte. La espera fue eterna; en mi caso, me dijeron un mes después que había quedado seleccionado.
- Una vez que quedaste, ¿cómo se dio la búsqueda de interpretación?
A partir de ese momento, empezaron los preparativos. Nos iban escribiendo desde maquillaje para que nos afeitemos y mandemos una foto día por día de cómo iba creciendo nuestras barbas. Nos mandaron a nutricionistas, profesores de gimnasia, nos dieron rutinas de ejercicios y, luego, a empezar a engordar. Engordé unos 10 kilos, que después tuve que bajar y más.
El guion recién lo pudimos leer todos juntos cuando llegamos a Barcelona. Ahí nos anunciaron que teníamos que comer carne, lo cual fue difícil para quienes eran vegetarianos. Asimismo, comenzamos a bañarnos con agua fría, para ir acostumbrándonos.
Pero lo más importante fue el encuentro con los sobrevivientes y las familias de quienes fallecieron. Eso fue lo más nutritivo a nivel personaje. Además, previamente, me había visto todas las entrevistas a Fito y sus primos, ya que en un principio hice el casting para todos ellos.
- Formaron un vínculo muy fuerte entre el reparto, ¿verdad?
Los vínculos que se fueron armando, fueron espectaculares. De pronto estamos viajando 30 pibes, nos hospedamos en el mismo hotel, confinados por el COVID y con muchísimos nervios. Ahí comenzamos a fantasear con cómo le iba a ir a la película.
Nos acompañamos mucho. Íbamos en grupo para todos lados. De pronto, cada vez que salíamos, estábamos una hora esperando, porque hasta que uno bajaba, otro subía, era un lío, ja, ja, ja. Éramos compañeros de trinchera y era lo increíble poder compartir todo lo que nos iba pasando. Compartimos la dura experiencia de engordar, del frío extremo y del estar lejos de casa.
- ¿Cómo viviste el rodaje?
Fue muy duro, muy exigido físicamente. Pero creo que la gran ventaja es que lo podías compartir. Entonces esa persona entendía lo que estabas pasando y te podía contener. El día que uno estaba de mal humor, el otro no y te ayudaba a levantar. Fue mucha camaradería.
El momento más difícil fue el alud. Las condiciones de rodaje fueron tremendas. Era un lugar muy chiquito, como un congelador, donde trabajamos con nieve de verdad. Fue como un freezer en el que estábamos todos apretados y mojados. Además, las escenas eran duras; es un momento en el que mueren muchos, entonces era muy difícil emocionalmente. Incluso, hubo un día que quedé muy afectado y no pude parar de llorar durante dos horas. Muchos otros se desmayaron.
Lo difícil era que no nos podíamos permitir llorar. Teníamos que tener muy entereza. Tuve que generar en mí una pared emocional, bloquear lo que me sucedía por dentro. Lo cual se sumó a lo que nos sucedía físicamente: el no comer, no ver el sol durante tanto tiempo, luchar con la nieve, etc.
-Uno de los pilares es el regreso, tanto en la trama de la película, como para los rugbiers y ustedes. ¿Cómo viviste el volver a casa?
Nosotros también vimos aquella analogía con la historia. Así como al principio nos íbamos entusiasmados, imaginate, 30 pibes argentinos y uruguayos con poca experiencia en cine, o por lo menos una experiencia de este estilo, yendo a filmar a España fue todo un sueño. Después, deseábamos regresar.
A lo último, ya nadie bajaba de la habitación. Llegabas a la habitación, te bañabas y te ibas a dormir. Teníamos que cuidar nuestras energías, al igual que le sucedió a los rugbiers cuando la comida comenzó a agotarse. La alegría de volver y reencontrarme con mi familia y mi pareja fue inmensa.
- ¿Cómo vivís las nominaciones al Oscar y la repercusión entre la gente?
Es muy loco. No me imaginaba que iba a provocar todo esto la película. Sí me esperaba que le iba a ir bien, pero nunca dimensioné lo que está ocurriendo. Me pone muy contento la repercusión que se generó entre los jóvenes, quienes ahora conocen un poco más de esta historia que tal vez algún día les contaron sus padres.
-¿Qué proyectos tenés a futuro?
Estoy haciendo una obra de teatro que me genera mucha alegría, Sería una pena que se marchiten la plantas. Es una experiencia particular, en la que también actúa Fer Contigiani, quien interpreta a Arturo Nogueira en La sociedad de la nieve.
Bajo la dirección de Guillermo Cacace, estamos haciendo esta obra, cuya propuesta es que sea cada función improvisada. La idea es que no ensayemos. Tuvimos tres funciones en 2023 y una este año. Los invito a todos a venir.
Asimismo, estoy muy preocupado por el momento cultural que estamos atravesando. Me duele que se esté hablando de cerrar el INCAA y el Fondo Nacional de las Artes. Si bien la industria argentina es pequeña, es reconocida a nivel internacional y tiene que ser motivo de orgullo. Ojalá, La sociedad de la nieve funcione como espejo para reflejar la importancia de cuidar nuestro arte y cultura.