A casi dos décadas de uno de los casos policiales más impactantes de la Argentina, esta serie documental reconstruye el crimen que aún sigue sin resolverse. Netflix estrena Las mil muertes de Nora Dalmasso, un documental de tres partes con acceso exclusivo a su círculo íntimo, material de archivo inédito y testimonios de amigos, abogados, periodistas e investigadores.
Esta miniserie dirigida por Jamie Crawford tiene solo tres capítulos y propone una mirada profunda y humana sobre la historia. Una nueva forma de entender el caso Nora Dalmasso, más allá del escándalo, en busca de nuevas perspectivas sobre un femicidio que conmocionó al país.

Entrevista con Jamie Crawford, el director de Las mil muertes de Nora Dalmasso, la nueva serie de Netflix
Jamie Crawford es un periodista inglés políglota convertido en guionista, director y productor de documentales y series. Desde historia y crimen hasta deportes y música, ha realizado documentales sobre todo tipo de historias, de todo el mundo, incluido el documental de Netflix “Trainwreck: Woodstock ’99”. Las mil muertes de Nora Dalmasso es su primer proyecto íntegramente en español.
Vía País tuvo la oportunidad de charlar a solas con el director acerca de cómo fue que se le ocurrió hacer un documental sobre este caso, el trabajo en conjunto con la familia de Nora Dalmasso y su especial vínculo con la Argentina.

—Viviste un tiempo en Río Cuarto, Córdoba, donde sucedió este crimen, pero ¿cómo fue que te involucraste en este proyecto?
Jamie Crawford: Viví ahí en Río Cuarto y me hice amigos de por vida. Sigo con una relación muy cercana a Argentina, mi mujer es de Argentina y vamos mucho. Y bueno, este crimen sucedió 10 años después de que yo estuve ahí. Seguí el caso desde lejos, por lo que contaron los amigos y, cuando se terminó el juicio contra Marcelo Macarrón, escuché que había muchos productores acercándose a la familia para que cuenten su historia y que lo estaban considerando.
Nunca me había acercado a la historia por sus sensibilidades, pero entonces pensé ‘bueno, si están quizás listos para contar lo que vivieron, eso me interesa mucho’.
Hace 3 años empecé a hablar con con ellos. Para mí la clave siempre es que habla la gente que realmente vivió la experiencia. Eso es sobre todo todavía más importante en este caso, porque somos millones los que lo hemos consumido, opinado, pensado, charlado y son pocos que realmente lo vivieron.
Entonces empecé con la hablando con la familia por un año y medio, hasta que decidieron que estaban listos para hablar y que realmente querían contar su experiencia y bueno, ahí se se armó la producción.

—¿Cómo fue el proceso creativo? Hay mucho material de archivo así como charlas más profundas con los protagonistas
JC: Gracias a un súper equipo de productores de archivo en Buenos Aires pudimos tener acceso a las miles de horas de cobertura que existen sobre este caso, no solo de televisión, sino radio, revistas, diarios, y el gran desafío obviamente es condensar todo eso dentro de 3 horas.
Empezamos con el material y buscamos los entrevistados por el material. Queríamos toda la gama de personas, así fue cómo identificamos a gente y nos empezamos a acercar y a ofrecerles la oportunidad de contar su historia.

—¿Hubo algo que tuvieron que descartar o en algún momento decidieron dejar de lado algo?
JC: Es un gran desafío tratar el género de true crime, tratando al mismo tiempo de hacerlo de la manera más responsable y ética posible.
Entonces fue realmente un placer trabajar con el equipo de Netflix porque tuvimos una charla constante, durante tanto la preproducción y las entrevistas, sobre todo la edición, después de ‘¿hasta qué punto vas?’, ‘¿qué necesitamos saber para entender la historia?’
Muchas veces discutimos, examinamos de cerca ciertas palabras, ciertas imágenes. Por ejemplo: filmamos en la casa de la familia pero nunca quise hacer tipo reconstrucción dramática. Evité eso completamente, a favor de simplemente firmar en los espacios reales y dejar que la historia se transmite por las entrevistas.

—¿Creés que este caso dejó alguna marca o huella en cuanto a la cobertura o el tratamiento de este tipo de sucesos?
JC: Yo creo que ocurrió en Argentina, pero la verdad que es universal. Tanto en sus eventos como su contexto como el tratamiento mediático.
Siendo inglés tenemos varios casos distintos en sus detalles pero parecidos en su tratamiento, que también en esa época de los 2000, comparado con hoy, era muy distinta la cobertura. Creo que al nivel medios, digamos, lo trataríamos distinto pero hoy en día también es un mundo en que todos pueden comentar mucho más y aplicar sus pensamientos sus pensamientos y opiniones.
Yo creo que, a pesar de que haya cambiado quizás el modo operativo de los medios, somos todos periodistas hoy en día. Ojalá este proyecto pueda hacernos reflexionar un poco sobre, no solo cómo consumimos estas historias, también acordarnos que siempre hay familias, hay gente real detrás de cada historia. También cómo publicamos estas historias, cómo comentamos y opinamos, cómo vamos formando las opiniones de otras.

—¿Te gustaría, o ya tenés pensado, hacer otro proyecto de alguna otra historia argentina o de algún lugar de Argentina en particular?
JC: Me encantaría, estoy desesperado por seguir trabajando en Argentina con argentinos, con historias argentinas. Porque, la verdad, hace 25 años más o menos hace que que trabajo en esto y siempre estuve como tocando la puerta diciendo, “Mira, ¿sabes que hay historias increíbles también en español? No solamente en inglés".
Hoy en día, afortunadamente, los streams están expandiendo y creciendo mucho en toda esta parte del mundo y a mí me fascina, amo Argentina y Latinoamérica. entonces sí, si surgiera la oportunidad de volver y hacer otro proyecto, feliz de la vida.