Harry Potter es una de las sagas más exitosas de toda la historia del cine. Las películas basadas en los libros de J. K. Rowling es un hito de la cultura contemporánea, con millones de fans alrededor del mundo y un multiverso medial compuesto por juegos, merchandising, fanzines y tantos otros productos.
La historia del mago y sus amigos por vencer la magia oscura de Voldemort y sus secuaces, llegó a los más recónditos lugares del planeta. Tanto es así que, sus protagonistas, Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint se volvieron verdaderas celebridades cuando eran tan solo unos niños.
El fanatismo por Harry Potter no tiene escala, y una familia en Londres lo sabe perfectamente. Ellos gastaron una fortuna para comprar la casa de los Dursley, los tíos de Harry, pero lo que no sabían es que tal acción les abriría la puerta a un verdadero calvario.
En la saga de J. K. Rowling la casa estaba ubicada en el ficticio pueblo de Little Whinging, en Surrey, pero en la vida real se encuentra en la localidad de Bracknell, del condado de Berkshire, a 40 kilómetros de la ciudad de Londres, en Reino Unido.
Se trata de una de las propiedades más icónicas del cine contemporáneo, tanto que, sin mucho esfuerzo millones pueden recordar cómo son sus habitaciones. Hay quienes deciden directamente acudir al lugar, algo que se ha convertido en una maldición para sus nuevos dueños.
¿Qué le sucedió a los nuevos dueños de la “casa de Harry Potter”?
En diálogo con The sun, el nuevo dueño de la vivienda dio a conocer su calvario: “Hemos tenido personas con inundaciones de lágrimas. Es extraño. Los niños, lo entiendes. Pero obviamente los adultos. A veces se visten con ropa completa y recrean escenas”.
“Hubo una vez que alguien trató de escalar la cerca. Fue entonces cuando dijimos ‘¡Dios mío, no hagas eso!’”, relató el mismo, quien se tuvo que adaptar a la situación: “Sin embargo, nos estamos adaptando. He movido mis autos para las personas que quieren una buena foto”.
“Harry Potter es increíble. Lo entiendo. Pero llegas a casa del trabajo y todos están en tu camino. Es bastante loco. Sabíamos qué casa estábamos comprando, excepto que en realidad no nos lo dijeron. No nos dijeron que estaban aquí todo el día, todos los días. Es constante”, concluyó sobre su situación.