Leopoldo Alejandro Álvarez de 41 años era docente del Centro de Día "La Esperanza" y fue detenido el martes alrededor de las 18, por orden de la jueza Penal 3 Virginia Palacios, bajo la sospecha ser autor de tocamientos y corrupción de menores en perjuicio de jóvenes con capacidades diferentes que asisten a esa institución, ubicada en Sarmiento al 300, en la capital puntana. La investigación inició a partir de una denuncia anónima.
El miércoles al mediodía la jueza Palacios le tomó indagatoria a Álvarez y el abogado defensor solicitó la prórroga de ocho días.
Está imputado por el delito de "abuso sexual simple y agravado por la condición que embestía en el lugar donde trabajaba", y también "por corrupción de menores".
La investigación se inició a través de una denuncia anónima que se realizó desde la página del Poder Judicial: http://www.justiciasanluis.gov.ar/
Palacios dialogó con El Chorrillero y destacó: "Si bien la persona no se animó a dar sus datos personales (quien realizó la denuncia), sí nos dejó la información que permitió acercarnos y recolectar las pruebas, aunque no ha sido tarea fácil. Esta es una forma de alentar a quienes no se animan. La página tiene los formularios concretos para ser llenados y para que nosotros podamos hacer una intervención".
"El profe Leo"
Las víctimas que contaron lo que les pasó, pero en un primer momento negaron todo, tal vez por miedo y vergüenza. Sin embargo uno de ellos regresó al juzgado y confirmó todo lo que constaba en la denuncia.
Dijo que él no había sido el único afectado y que también hablaba por los demás compañeros que, por alguna imposibilidad, no podían hacerlo.
El joven detalló que existieron manoseos por parte del docente y que además les enviaba desde su WhatsApp fotos de sus partes íntimas.
Contó que en una oportunidad, mientras se lavaba los dientes en el baño, "el profe Leo" lo tocó y le pegó en la cola. El muchacho se enojó y le pidió que cortara con esa acción. "Me da miedo su cara. Se ve raro él –en referencia al maestro–, y no quiero ir más al centro", expresó el chico, según publicó El Diario de la República.
El chico reveló que además el profesor le enviaba "videos con cochinadas" al celular, que luego él borraba, para que la madre no los viera y lo retara.
El muchacho, que tiene un retraso leve, dijo que "el profe Leo" también tocaba en la cola a otro compañero y que le mandaba videos a otro.
"Quiero que se investigue todo esto, porque tengo amigos en silla de ruedas o que no pueden hablar y tengo miedo que les esté pasando algo malo a ellos. Yo siempre cuidaba que no les pasara nada", pidió el joven.