La detención de Alan Funes, uno de los cabecillas del clan Funes que se disputa territorio con otra banda que asola sectores de la zona sur de Rosario, los Camino, permitió llevar tranquilidad a los funcionarios del Ministerio de Seguridad de la Provincia, que intentaban seguirle el rastro al joven que violó a fin de año su arresto domiciliario, en medio de una zaga de gran violencia.
La aprehensión de Funes junto a su pareja, también requerida por la Justicia, se produjo en un departamento Fonavi en Callao al 3900, un sitio que al parecer el sospechoso ocupaba hace semanas.
Fue la inteligencia de la Policía de investigaciones (PDI) la que permitió concretar la detención en el primer piso de la torre para sorpresa de los vecinos, que nunca se imaginaron semejante despliegue.
Lo cierto es que la vivienda que Alan Funes ocupaba tenía algunos detalles como para pasar inadvertida. Desde la vereda misma se podían advertir cortinas negras en las ventanas que daban a la calle, una estrategia para no ser vistos desde el exterior.
En el interior del departamento al que accedió la presa tras el traslado del los dos detenidos se secuestró un revólver calibre 9 milímetros y mayúsculo fue el impacto de los agentes que hallaron el arma escondida debajo del bidet.
Dos celulares y un notebook también fueron incautados. Funes fue sorprendido dormido y al parecer quiso tomar un arma cuando se encontró con los uniformado, aunque no logró hacerlo ya que inmediatamente fue reducido.