Minutos antes de las diez de la mañana, el presidente Mauricio Macri sumó una actividad no oficial a la agenda durante su visita a Rosario y visitó la zona sudoeste de la ciudad, donde los vecinos se agolparon para poder saludar al jefe de Estado mientras visitaba a una comerciante del barrio.
Acompañado por su esposa Juliana Awada, aunque sin el el resto de los funcionarios que lo acompañaron hasta el Monumento a la Bandera, el mandatario ingresó llevando flores a la sede de una empresa de encomiendas ubicada sobre 24 de Septiembre y San Nicolás.
Elisa, de 59 años, contó que hace poco comenzó con el proyecto junto a su marido Jorge, de 60, y reveló que le había enviado una carta para manifestarle su apoyo al jefe de Estado.
"No soy política, soy simplemente una ciudadana que un día, al no poder dormirme, se me dio por escribirle", explicó la mujer en contacto con Radio 2.
La dueña del emprendimiento compartió unos mates y facturas con el líder de Cambiemos y recordó: "Le conté de la inseguridad que se está viviendo".
"Tenemos una Sprinter y una Fiorino y por suerte nos quedan chicas las camionetas. Estamos viendo cómo podemos seguir creciendo y generar fuentes de trabajo", le había dicho la titular de la empresa familiar a través de la carta.
Elisa detalló que en los minutos junto a Macri pudieron charlar sobre su situación, a pesar de que el equipo del Presidente nunca le confirmó la visita. "Mi nieta no me lo va a perdonar porque quería sacarse una foto con él", bromeó.