Rafaela: Construir una ciudad equitativa y sostenible

El referente de Ciudad Progresista presenta una propuesta para " un modelo de ciudad más equitativo, sostenible y planificado a largo plazo”.

Rafaela: Construir una ciudad equitativa y sostenible
Matías Martínez Sella, referente de Ciudad Progresista

En este 2025, Rafaela se encuentra ante una oportunidad histórica para trazar un nuevo rumbo. Con el reciente cambio político, se abre la posibilidad de pensar un modelo de ciudad más equitativo, sostenible y planificado a largo plazo. Sin embargo, esta ventana de oportunidad requiere que enfrentemos con valentía los desafíos estructurales que en los últimos años han frenado nuestro desarrollo urbano y social.

La ausencia de un plan estratégico para Rafaela es una deuda histórica. Necesitamos una hoja de ruta que no solo contemple el presente, sino también proyecte nuestra ciudad hacia el futuro. La planificación urbana debe ser una de las prioridades centrales de este plan, ya que de ella dependen factores como la calidad de vida, el acceso igualitario a los servicios y la sostenibilidad económica y ambiental. En este sentido, se hace imprescindible abordar cuestiones que van desde la densificación urbana hasta la integración de los sectores más postergados.

Hacia una ciudad integrada y equitativa

El sociólogo Loïc Wacquant, en su obra Los condenados de la ciudad, destaca la urgencia de implementar lo que él llama un “Plan Marshall para los suburbios”. Esta idea plantea la necesidad de “reconstruir” las áreas marginadas de las urbes y asegurar que todos los habitantes puedan disfrutar de los beneficios de vivir en una ciudad. Aunque Rafaela no posee los niveles de desigualdad de las grandes metrópolis globales, también tenemos sectores que han sido históricamente postergados. Es hora de que estos espacios sean parte del entramado urbano y de que sus habitantes puedan acceder a una infraestructura digna y servicios de calidad.

Un punto central para lograr esta integración es evitar la expansión del ejido urbano. Ampliar los límites de la ciudad genera costos innecesarios en infraestructura, transporte y servicios, y refuerza la segregación social. Por el contrario, densificar el ejido urbano existente permitirá no solo optimizar recursos, sino también fomentar una convivencia más inclusiva. Esta estrategia beneficiaría tanto a las familias que buscan vivienda accesible como a los emprendedores e industriales que necesitan suelo productivo a precios razonables.

Incorporar los asentamientos informales a la ciudad

Uno de los desafíos más urgentes en Rafaela es la existencia de seis asentamientos informales que, hasta hoy, no han sido plenamente incorporados al tejido urbano. Estos sectores carecen de infraestructura básica, como agua corriente, electricidad segura, cloacas y espacios verdes. Desde una perspectiva de justicia social, el municipio debe generar un plan de acción urbanístico integral que incluya a estos barrios en la infraestructura urbana.

Este esfuerzo no solo mejorará la calidad de vida de cientos de rafaelinos, sino que también contribuirá a la cohesión social, reduciendo desigualdades y fomentando un sentido de pertenencia y comunidad.

Uso de suelo y responsabilidad social

El Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región (CCIRR) ha solicitado recientemente la habilitación de uso de suelo productivo en el sector oeste de la ciudad. Aunque esta iniciativa podría ser vista como una oportunidad económica, también va en contra de la necesidad de limitar la expansión del ejido urbano. Sin embargo, podemos encontrar un punto de equilibrio mediante la implementación de un convenio público-privado.

La propuesta es la siguiente: garantizar un diálogo fluido entre el municipio y los privados involucrados para que un porcentaje justo de la plusvalía urbana que genere esa modificación normativa sea invertida en la infraestructura necesaria para el sector. Así, este emprendimiento urbanístico sería sustentable económicamente tanto para dichos privados involucrados como para el municipio y el resto de los contribuyentes. Este tipo de políticas, ya implementadas en otras ciudades del mundo, no solo garantizan un crecimiento urbano más justo, sino que también fortalecen la responsabilidad social del sector privado.

Naturaleza y urbanismo: un equilibrio pendiente

Otra problemática que afecta a Rafaela es la concentración excesiva de aves en el centro de la ciudad. Este fenómeno, que genera suciedad y olores desagradables, tiene su origen en la “isla de calor” que se forma en las zonas más urbanizadas. Desde Ciudad Progresista planteamos que la solución pasa por dos etapas fundamentales:

1. Estudio científico: Antes de actuar, necesitamos comprender en profundidad la dinámica de causas y consecuencias de esta problemática.

2. Plan de acción basado en evidencias: A partir del estudio científico, intuimos que una de las soluciones para el mediano y largo plazo estará en reducir el cemento en la zona y sustituirlo por vegetación. En ese sentido, resulta clave garantizar en los canteros centrales de bulevares una relación 80-20 (80% superficie natural, 20% superficie cemento) y recuperar progresivamente en todas las veredas de los barrios céntricos la relación 50-50 (50% superficie natural, 50% superficie cemento). Incorporar árboles, arbustos y herbáceas no solo contribuirá a equiparar las temperaturas céntricas con el resto de la ciudad, y así tender a dispersar el hábitat de pernocte de las aves, sino que también mejorará el microclima urbano, reduciendo las temperaturas y haciendo del centro un espacio más agradable para los ciudadanos.

Rafaela como modelo de ciudad

La posibilidad de construir una Rafaela más equitativa y sostenible está al alcance de nuestras manos, pero requiere de una visión estratégica y de un compromiso colectivo. Es fundamental que pensemos en una ciudad que funcione para todos, sin importar el lugar que cada uno ocupe en la estructura social. Una ciudad donde el crecimiento económico involucre a toda la población de manera equitativa y donde el urbanismo sea una herramienta para reducir desigualdades.

Desde Ciudad Progresista entendemos que este es el camino. Un camino que demanda creatividad, audacia y una profunda empatía por las necesidades de todos los rafaelinos. Invitamos a todos los ciudadanos, instituciones y sectores productivos a sumarse a esta visión. Juntos podemos transformar a Rafaela en un modelo de ciudad para las generaciones futuras.