En la mañana de este miércoles y en el marco de un plan de lucha del sindicato de Judiciales, se llevó a cabo un abrazo simbólico al edificio de los tribunales de Rafaela. Esto se dio en un día en donde la tensión entre el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo llegó a su máximo, hasta el momento.
Según indicó el gremio, fue “en defensa de la independencia del Poder Judicial, el respeto por la división de poderes, y reclamo en el cumplimiento de la Ley Orgánica del Poder Judicial”. La semana pasada habían lanzado un plan de lucha, en donde incluía medidas como la de este miércoles, un paro en Santa Fe ciudad para mañana jueves (aquí no habrá actividad por las fiestas patronales de Rafaela) y culminará en un paro el próximo 31, a nivel provincial.
Tensión a nivel provincial
La jornada comenzó tirante. Es que Rafael Gutiérrez, Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, en declaraciones a Radio EME de Santa Fe, salió con los tapones de punta contra el gobierno y su pretensión de renovar el Alto Tribunal: “debe querer poner amigos”, dijo, en referencia al gobernador Pullaro.
Dijo estar de acuerdo con que el número de integrantes debe ser impar (hoy es par) y sentenció: “La única manera de sacar un integrante de la Corte es juicio político y no hay motivo hoy para ningún trámite de este tipo. Tengo cero expediente a fallo”.
Pero no terminó allí: “Me voy a ir el día que yo quiera. Tengo 49 años en la justicia y no tengo cuestionamientos”, dijo. Recordemos que la semana pasada había sido aclamado en su ingreso a Tribunales de Santa Fe.
Los que no tuvieron ese mismo recibimiento fueron los ministros de Gobierno, Fabián Bastía y de Seguridad, Pablo Coccocioni. Habían ido a la jura de camaristas cuyo nombramiento había sido cuestionado, porque no se respetaron los órdenes de mérito. Y los empleados judiciales los abuchearon y hasta hubo intentos de golpes de puño.
Bastía no tardó en responder: “se sienten vitalicios y son perennes”.
La situación no podrá extenderse demasiado y alguien deberá convocar a una reunión, para bajar los ánimos de confrontación.