Adrián Videla, de 50 años, murió el martes 6 de noviembre intentando salvar a los ancianos del geriátrico La Casa Grande, de Maipú, cuando el techo se desplomó y el edificio quedó reducido a escombros y polvo.
El martes, minutos antes de las 16, el silencio de la siesta maipucina se vio interrumpido por un estrepitoso ruido. Era el techo del hogar de ancianos ubicado en la calle Tropero Sosa, entre Patagonia y Pellegrini. Según las pericias que se realizaron después, la estructura no habría soportado el peso de los materiales y los obreros que estaban arreglando una filtración, según informó diario Los Andes.
Cuando Videla se dio cuenta que el techo iba a ceder, corrió a cubrir con su espalada a un anciano que estaba en silla de ruedas. Este adulto mayor es el único que continúa internado de los 6 que fueron hospitalizados. "Está bien pero es un paciente de alta vulnerabilidad social porque no tiene familia continente y será trasladado al hospital Gailhac", nosocomio con especialidad en geriatría", explicó el subsecretario de Salud, Oscar Sagás.
¿QUIÉN ES ESTE ENFERMERO QUE SE TRASNFORMÓ EN HÉROE?
Alberto López, tío del enfermero, contó a diario El Sol que Videla había sido abuelo por primera vez hacía 15 días. Estaba casado, tenía tres hijos, el menor de 5 años.
Viajaba todos los días desde el humilde barrio la Gloria, de Godoy Cruz, a Maipú para ir a atrabajar.
"Hace 15 años tuve el privilegio de ejercer como docente de Adrián en la Facultad de Enfermería de la UNCuyo, desde ese momento percibí que su amor por el otro era inconmensurable, sabía que sería un gran enfermero", contó López, quién además de maestro era tío de Adrián.
Alberto relató que su sobrino tenía un amor especial por los abuelos. "Murió como cualquier héroe, rescatando al más débil, así lo decidió y no midió las consecuencias de lo que pudiera ocurrirle. Tenía toda la vida para disfrutar pero en el momento del accidente optó por salvar a alguien más indefenso que él", agregó
"Realmente no sé si hoy hay algún enfermero que esté dispuesto a entregar su vida como lo hizo Adrián, sólo por vocación", reflexionó Alberto y contó que "no es una profesión rentable, los sueldos son muy bajos, sin embargo el amor de los pacientes es la riqueza más grande que uno recibe".
Alberto también contó que cuando la madre de Adrián se enteró de la tragedia, dijo: "No le preguntaré a Dios por qué se lo llevó, sino que le agradezco por su hermoso paso por esta tierra".
[Mirá en la galería de fotos cómo quedó el geriátrico y a los familiares cuando llegaban a buscar a los ancianos tras el derrumbe]
[Adrián junto a su nieto, 15 días antes de su muerte]