Aunque algunos creen que el aceite para freír reutilizado impregna en las comidas las peores propiedades posibles, en realidad, expertos sostienen que recién al tercer uso es cuando el aceite desprende su potencial calórico, y por ende, mejora el sabor de las preparaciones.
Lo cierto es que dependerá también del alimento, la temperatura, tipo de aceite o recipiente. Hay que tener en cuenta que lo ideal es no reutilizar el aceite sino que siempre utilizar un aceite nuevo por cada vez que haya que freír, pero existen unos límites de reutilización que se consideran apenas dañinos, es decir que no tienen por qué afectar a la salud.
Especialistas explican que cuando se fríe un alimento en aceite lo que sucede es un intercambio de grasas, es decir, la grasa del alimento pasa al aceite y al revés. Es por ello que, por ejemplo, el aceite de las papas fritas puede ser utilizado hasta quince veces. ¿Por qué? Como la papa es un alimento magro, no aporta nada de grasa al aceite y eso permite reciclarlo.
No ocurre lo mismo, por ejemplo, con el pescado o la carne porque durante el cambio las grasas animales se queden en el aceite. Ahora, el punto clave es: ¿cómo saber cuando hay que cambiar el aceite?
El secreto está en prestar atención a cuando el alimento se empapa demasiado de aceite. En ese caso, es hora de retirarlo.
Otro truco para ahorrar y aprovechar más el aceite
Otras de las claves para ahorrar en el uso del aceite, aunque parezca lo contrario es tener un aceite para cada tipo de frituras. Esto es uno para las papas, otro para la carne y otro para los huevos.
Si luego de cada uso, el aceite es correctamente filtrado y conservado ¡se vuelve un método infalible de ahorro!