Quienes usan lentes a diario saben que la lucha por mantenerlos limpios puede ser eterna. Huellas de dedos, polvo, grasa y manchas aparecen una y otra vez, incluso minutos después de limpiarlos. Muchos recurren a los clásicos paños de microfibra o a los líquidos de óptica, pero no siempre logran el resultado esperado.
En redes sociales, una especialista de la Óptica Ocelo compartió un truco casero que rápidamente se volvió viral. Según explicó, se trata de un método económico y seguro que no raya los cristales y que puede aplicarse sin necesidad de productos costosos.

El error más común al limpiar los lentes
La profesional fue clara al advertir que los paños de microfibra no deberían usarse para la limpieza diaria. Aunque son suaves, con el tiempo acumulan suciedad y grasa, lo que provoca que, en vez de quitar las manchas, las esparzan sobre la superficie. Su recomendación es utilizarlos únicamente para envolver los lentes dentro del estuche y evitar que se rayen.

Los líquidos especializados, por su parte, tampoco son infalibles. Funcionan en ocasiones puntuales, pero si se frotan con demasiada fuerza generan fricción, algo que a la larga puede dañar los cristales.
El truco casero para limpiar los lentes que todos pueden probar
El secreto, según la especialista, está en un producto básico de cualquier cocina: el detergente común. El paso a paso es muy simple: colocar un par de gotas en la yema de los dedos, frotar suavemente ambos cristales hasta que se forme espuma, enjuagar bajo agua corriente y secar con un pañuelo de papel.
El resultado es inmediato: lentes libres de grasa, polvo y marcas, con una sensación de limpieza profunda que dura más tiempo que la de los productos tradicionales. Además, al no requerir químicos especiales, se convierte en una alternativa accesible para cualquier usuario.

Más allá de los cristales, la especialista advirtió sobre la grasa que se acumula en los bordes de la montura. Esa película casi invisible hace que los anteojos sigan viéndose sucios incluso después de limpiarlos. La solución en estos casos es recurrir a una óptica para una limpieza profunda, donde retiran los cristales y desinfectan toda la estructura.