Graciela Alfano no podría estar más feliz. A sus 71 años, la icónica figura del espectáculo argentino celebró la llegada de su segunda nieta. Este especial acontecimiento llegó de la mano de su hijo Francisco, quien se convirtió en papá por primera vez en un día muy significativo: el de su propio cumpleaños.
Graciela, quien fue un ícono de los años 80 y 90 en la televisión argentina, no solo es conocida por su trayectoria como modelo, actriz y jurado de programas de talentos, sino también por la cercanía que siempre mostró hacia sus hijos y, ahora, hacia sus nietos.
En este caso, la llegada de su nieta, fruto de la relación de su hijo Francisco y Delfina Badessich, fue motivo de inmensa alegría para ella. El vínculo de Alfano con su familia siempre fue muy cercano, y sus seguidores conocen bien el profundo amor que siente por sus hijos Gonzalo, Francisco y el menor, Santiago.
La alegría de Graciela Alfano por el nacimiento de su nieta
“Hoy nace Catalina, tu preciosa hija, y mi corazón estalla de alegría. ¡Gracias, gracias, gracias!”, compartió Graciela en sus redes, donde no dudó en expresar lo que significa este momento para ella.
La llegada de Catalina, que Alfano definió como un “maravilloso momento”, la llena de orgullo y la vuelve a posicionar como una abuela cariñosa y dedicada. A tan solo diez meses de haber celebrado el nacimiento de Nina, su primera nieta, la actriz y ex vedette disfruta al máximo de esta etapa, la cual, según ella, es una de las más plenas de su vida.
A diferencia de otras figuras mediáticas que prefieren mantener en privado su rol de abuelas, Alfano celebra cada instante de esta nueva etapa y la comparte con quienes la siguen desde siempre. Al respecto, dijo: “Comparto este maravilloso momento con ustedes, uno de los más dichosos en la vida de una mujer”.
Para Graciela, poder ver crecer a sus nietos y tener la oportunidad de mimarlos es, sin dudas, uno de los grandes regalos de la vida. Y aunque su carrera está llena de logros y éxitos, es claro que esta nueva faceta la colma de una felicidad que, como ella misma dice, es “pura e inmaculada”.