Durante la pandemia, Carmen Barbieri enfrentó una batalla desgarradora contra el Covid-19 que la llevó al límite de la vida. Durante 20 días, la conductora de Mañanísima estuvo en un coma farmacológico, sumida en una experiencia que la dejó al borde de la muerte. Ahora, a dos años de aquel episodio, Carmen reveló en una charla con Ciudad los detalles más íntimos de su lucha por la vida, incluyendo el momento en que llegó a pedirle a su hijo Fede Bal que la desconectara.
La situación fue extrema. Carmen, que había estado al borde de la muerte en dos o tres ocasiones anteriores, rememoró con dolor la última vez, marcada por la dureza del Covid-19. En su coma, la confusión era palpable, ya que no recordaba la razón de su internación. “Sabes que dentro de mi coma no estaba segura de por qué estaba internada muriéndome, no me acordaba del coronavirus. Me había quedado enganchada de que me había dado un ACV”, relata.
La conductora describió con detalle la situación en la que se encontraba: totalmente paralítica, intubada y atada debido a que se había arrancado los cables. La sedación fue reducida, y los médicos le pedían que moviera sus extremidades, pero Carmen no podía. En ese estado, gestos y miradas fueron sus únicas herramientas para comunicarse, y fue así como le hizo saber a su hijo Fede Bal su deseo de morir.
Carmen Barbieri sobre la eutanasia
En un giro polémico, Carmen Barbieri expresó su rotunda opinión sobre la eutanasia. A pesar de que el médico le informó a su hijo que muchos pacientes solicitan la desconexión, la práctica no se lleva a cabo en ese entorno médico. “Hoy Fede me dice ‘¿es verdad que vos pedías que te desconectaran?’ Y sí, que te den a tu mamá hecha un cacho de carne que no se movía. ¿Cómo ibas a hacer para atenderme? ¿Qué iba a hacer de su vida? Yo quería que me desconectaran”, afirma Carmen con convicción.
Carmen Barbieri detalla la difícil situación en la que se encontraba, dependiendo de un aparato que generaba un ruido infernal para respirar y lidiando con una neumonía bilateral. A pesar de la gravedad de su estado, Carmen no lamentaba la posibilidad de dejar este mundo. “No estaba triste porque me iba. No decía ‘pobre Fede, lo voy a dejar solo’. Pensaba ‘lo dejo hecho un hombre, él se las va a saber arreglar’”, confiesa, revelando la complejidad de una decisión que aún hoy es motivo de debate, incluso con su hijo Fede Bal cuestionándola.