Por Alejo Gómez.
"Ella es mi mamá. Hoy es su cumpleaños, pero no sé dónde está, desapareció hace casi 20 años. Se fue de mi casa un 6 de diciembre de 1997 y nunca más la vi. En ese momento yo era una adolescente, llena de miedos, de dudas y con la esperanza de que algún día la volvería a ver.
Años de incertidumbre llenaron de nostalgia mi corazón, me enojé con la vida, con Dios, haciéndome miles de preguntas sin encontrar una respuesta.
Pasaron los años y fui mamá de dos hijos maravillosos, ellos me dieron la fuerza que necesitaba para seguir, con ese amor incondicional y puro llenaron mi alma. Hoy tengo 36 años y lo único que le pido a Dios es poder saber algún día qué pasó y cerrar este capítulo de mi vida.
Deseo de corazón que en donde quiera que esté, tenga paz y que aunque pasen los años y toda una vida sin encontrarla siempre estará presente en mi corazón".
El recuerdo de Romina Leonardi en Facebook se viralizó y pronto lo tomaron las radios de Justiniano Posse y la región. Que una persona desaparezca sin dejar rastro no es poco, y menos en una localidad que ronda los 9 mil habitantes.
En Justiniano Posse, en el departamento Unión, hacia el sureste de Córdoba, un posteo rememoró una historia que en su momento fue sorpresa y desconcierto, fue suposición y comentario obligado, y que el paso del tiempo fue sepultando en las abultadas páginas sociales del pueblo.
El 6 de diciembre de 1997, Norma Beatriz Mariuzza, de 37 años, desapareció sin dejar rastros. En realidad rastros seguro hubo, pero las autoridades no los encontraron o no les prestaron suficiente atención. Quedó únicamente el misterio que una familia lleva por siempre en la espalda, y que en casos así toma forma de pregunta: ¿qué pasó con ella?
"Versiones hubo muchas: desde que se fue con gitanos hasta que la captó una secta, pero todas sin fundamento", cuenta a Día a Día Nelson Mariuzza, uno de los cuatro hermanos de Norma.
"Su desaparición fue un shock muy grande para la familia. No es como ahora, que la información corre por las redes sociales y la búsqueda se acelera por la violencia de género. En aquella época no nos prestaron mucha atención", se lamenta este productor agropecuario que vive en Justiniano Posse.
Búsqueda. La familia Mariuzza hizo todo para encontrarla: desde lo básico –la denuncia policial- hasta lo humanamente desgastante, como el viaje a Buenos Aires con un exhorto del juez del caso para que los canales de televisión porteños difundieran la búsqueda de Norma. "Fui a ver a Susana Giménez y a Mariano Grondona, que eran los programas más importantes del momento, pero no pasó nada. El único que nos dio una mano en su programa fue Enrique Sdrech", dice Nelson.
También La Voz del Interior difundió un comunicado de la familia, pero nada más. Abundaron los chismes en el pueblo como en todo pueblo, las versiones definitivas sin pruebas empíricas.
Lo único, tal vez, con cierta certeza sea el relato de un verdulero de Justiniano Posse que supuestamente ese día vio a Norma en un colectivo rumbo a Bell Ville. Con ese dato, la Policía rastrilló el río Ctalamochita. Nada.
“La gente, muchas veces por ayudar, dice cualquier cosa. Hicimos lo que pudimos. Al principio la buscamos con desesperación en todos lados. En Córdoba también. Con el tiempo la cosa fue pasando, y llegó un momento en que necesitamos frenar. Ya habíamos corrido mucho”, se aflige el hombre. “Es que llega un momento en que uno empieza a dar garrotazos al aire”, explica.
Signos de pregunta. Norma Mariuzza llevaba varios años de tratamiento psiquiátrico. Estaba casada con un productor rural y tenía una hija de 16 años, Romina. No le gustaba quedarse sola; decía que le daba miedo, pero no tenía opción cuando su marido salía a trabajar y su hija se iba a la escuela.
Por eso a Romina no le llamó la atención el último almuerzo con su mamá, el 6 de diciembre de 1997. “Fue un día común. A las dos y media me fui a la escuela y a las 5, cuando volví, ella no estaba. Esa fue la última vez. Lo primero que pensé con su desaparición es que quizá se había suicidado, pero no fue así”, comparte Romina, hoy casi de la edad de su mamá.
“Tuvimos que esperar horas para que nos acepten la denuncia, y desde entonces fueron todas falsas alarmas, nada cierto”, recuerda.
De la casa faltaban un bolso de mano azul y 400 pesos, que en esa época eran algo pero no tanto. Norma dejó los documentos y su alianza.
¿Cómo hizo una chica para seguir adelante con semejante ausencia? Contesta Romina: "En la adolescencia lo llevé como pude. Me casé muy joven, y tiempo después, cuando fui mamá, me entró esa sensación… de que nunca cerré la historia. Ahí me pegó más".
“¿Si sigo con esperanzas de saber de ella, me preguntás? Al principio sí, pero luego de tanto tiempo… Es difícil mantener la esperanza. Me gustaría, claro que sí”.
Nelson, por su parte, cree que su hermana no se fue por su cuenta “porque era muy apegada a la hija”. “Llegué a hablar con el jefe de Policía de Córdoba. Sinceramente esperaba que la Policía se moviera más. Estimo que la causa ya fue archivada”, sostiene.
“A mí me cuesta creer que ella se haya ido por su cuenta, porque debido a su condición psiquiátrica hubiera llamado la atención en cualquier lado”, insiste.
Y reflexiona sobre la ausencia: "Al principio me desesperé mucho. Después ya tocó resignarse y continuar, pero este tema no concluyó. Nunca concluye. Nuestra hermana mayor falleció de cáncer y la familia pudo hacer el duelo y llevarle flores. Es un cierre ante una pérdida. Pero con Norma esa pérdida sigue abierta".
Este año, Norma Mariuzza cumpliría (cumplirá) 57.