Durante esta semana, la provincia de Córdoba fue testigo de un fenómeno meteorológico que pasará a la historia.
Como una fuerza de la naturaleza desatada, la tormenta descargó sobre gran parte del territorio, arrasando con la calma habitual y desatando lluvias incesantes que no dieron tregua.
En lo alto del Valle de Punilla, en la mística y siempre imponente La Cumbre, la lluvia se convirtió en un torrente incontrolable. En solo doce horas, la tierra recibió la impactante cifra de 120 milímetros de agua, un registro que no se veía en años.
Las localidades vecinas, también afectadas, no lograron competir con la magnitud de lo sucedido en La Cumbre, que se coronó como la localidad más lluviosa de la jornada.