Simone Biles estuvo en la primera final de la gimnasia artística femenina en Tokio 2020 y también en la última, pero en su retiro dejó un gran mensaje: la salud mental es tan importante como la física. La cuatro veces campeona olímpica de los últimos cinco años habló de la situación que atraviesa y dejo entrever la situación que viven millones de personas.
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Mientras el mundo esperaba verla, ella sintió el peso de las millones de miradas en sus hombros. La presión de tener que ser la nueva figura de los Juegos Olímpicos tras las salidas del nadador estadounidense Michael Phelps y del atleta jamaiquino Usain Bolt la bloqueó. Cuando se retiró, habló de los “demonios en la cabeza” que la atormentaban.
Biles detalló lo que le pasa y cómo se siente, motivos por los que dio un paso al costado: “Desde que entro al tapiz, estoy sola con mi cabeza, tratando con demonios (...) Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi salud y mi bienestar”.
“No tengo tanta confianza en mí como antes, no sé si es una cuestión de edad. Estoy un poco más nerviosa cuando estoy haciendo mi deporte. Tengo la impresión de que ya no puedo disfrutar como antes”, indicó.
Finalmente este 3 de agosto, Simone volvió al estadio Ariake para la final de viga de equilibrio y obtuvo la medalla de bronce, detrás de las chinas Chenchen Guan y Xijing Tang, de 16 y 18 años respectivamente.
La de la barra de equilibrio era la última final en el programa de la gimnasia artística femenina, Biles apareció en el tercer lugar de la fila india que encabezó la canadiense Elsabeth Black, la primera en actuar y obtener una puntuación de 13.866, apenas más baja que la china Xijing Tang, la telonera de la estadounidense, que obtuvo 14.233.
La gimnasta de 24 años exhibió un triple wolf, lo más destacado de una rutina más simple pero en la que mostró seguridad y limpieza y que terminó con un doble carpado para salir. La felicidad de sus rivales y de la propia Biles fueron evidencia de que la calificación -que fue de 14.000, dividida en 6.100 (dificultad) y 7.900 (ejecución)- no era lo más importante.
De esta forma, Simone Biles se subió al tercer escalón y se colgó el bronce. Porque estar bien siempre es una posibilidad y ella es una prueba de todo lo que se puede lograr.