Tal como anticiparon los infectólogos, el coronavirus seguirá mutando. Los virus cambian constantemente y se espera que aparezcan nuevas variantes con el paso del tiempo.
A veces, emergen nuevas cepas y luego desaparecen. En otras ocasiones, persisten. La primera variante del Covid-19 se registró en Inglaterra, pero existen otras dos también, por lo que se conocen, al menos, tres cepas expandidas por todo el mundo actualmente, que aparecieron en apenas unas semanas.
La consecuencia: suman dudas sobre cómo podrían afectar al control de la pandemia mediante los tratamientos y las vacunas desarrolladas hasta el momento.
Las variantes que se conocen actualmente
El virus que causa el Covid-19 es un tipo de coronavirus, una gran familia de virus. Los coronavirus reciben este nombre debido a los picos en forma de corona que se encuentran en su superficie.
Los estudios científicos enfocados en los análisis genéticos del virus ayudan a comprender entender cómo los cambios podrían afectar su forma de propagación y lo que les ocurre a las personas infectadas.
En el Reino Unido, apareció la variante denominada B.1.1.7 con una cantidad inusualmente elevada de mutaciones, que, al parecer, se propagan con mayor facilidad y rapidez que las otras. Se detectó por primera vez en septiembre de 2020.
En Sudáfrica, surgió la variante denominada 1.351, detectada a principios de octubre. Comparte mutaciones con la variante detectada en Inglaterra y, al igual que en el caso de esta, se registran casos por fuera del país de origen.
En Brasil, nació la variante denominada P.1. Fue identificada en cuatro viajeros provenientes de ese país, a quienes se les realizó un test durante la evaluación de rutina en el aeropuerto de Haneda, en las afueras de Tokio, Japón.
El efecto de las nuevas variantes en el avance del virus
Los laboratorios y los profesionales de la salud aseguran que la mutación del Covid-19 es “normal”. Se trata de un proceso habitual que atraviesa cualquier virus.
Sin embargo, la pregunta es si estas mutaciones afectarán, todavía más, el contexto global de cifras de casos de contagios y fallecimientos, y, por supuesto, una economía que viene en constante caída.
“Las variantes son un conjunto o una constelación de mutaciones o cambios en el genoma del virus que ocurren en forma conjunta o asociada. Las variantes que generan preocupación se denominan VOC (variantes de preocupación, en inglés)”, explica Claudia Perandones, reconocida genetista que coordina los equipos del ANLIS Malbrán.
En este sentido, la evidencia preliminar de un estudio elaborado por científicos del Grupo Asesor sobre Amenazas de Virus Respiratorios Nuevos y Emergentes, que aconseja al gobierno británico, sugiere que la variante del coronavirus surgida en el Reino Unido puede ser más letal: ya registra una alta prevalencia en 60 países. Así lo advirtió este viernes el primer ministro británico, Boris Johnson.
¿Son eficaces las vacunas desarrolladas frente a la aparición de estas cepas? Perandones sostiene que tanto el CEO de BionTech (Pfizer), Ugur Sahin, como el de Moderna y el Director del Fondo Ruso de Inversión Directa, Kiril Dmitriev, confirmaron que los ensayos, destinados a determinar cómo sería la conformación espacial que la espícula podría adoptar con las mutaciones, demuestran que las vacunas ya desarrolladas son efectivas para neutralizar la variante del Reino Unido.
Esta semana, Pfizer publicó un estudio, realizado junto a la University of Texas, Medical Branch at Galveston, que probó que la vacuna “es efectiva para todas las variantes que contengan la mutación presente en la variante del Reino Unido (B.1.1.7) y también en la de Sudáfrica (501.V2) y Brasil, identificada en turistas japoneses (B.1.1.248, o variante P1)”. Los investigadores evaluaron suero de 20 personas vacunadas y determinaron que fue capaz de neutralizarlas.
En cuanto a la influencia de las nuevas variantes en la gestión de la pandemia, Perandones argumenta que la mayoria de las vacunas se crearon mediante estrategias de ingeniería genética. “Esto permitió acelerar los tiempos pero también permitiría, en el caso de ser necesario, introducir modificaciones en las secuencias genómicas de la espícula viral, que es el blanco o target que todas eligen como principal estimulo inmunitario para que el organismo produzca anticuerpos”, cierra. Así, la carrera contra los “pequeños mutantes” nunca arrancaría desde cero.