Un equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) conformado por entre seis y diez expertos forenses -entre ellos dos argentinos-, llevará adelante, entre junio y setiembre de 2017, el proceso de identificación de los 123 soldados enterrados como NN en el cementerio de Darwin en las Islas Malvinas.
El procedimiento, financiado por ambos países, costará 1,3 millones de dólares e insumirá cuatro meses de trabajo y las muestras de ADN obtenidas serán analizadas en un laboratorio de la provincia de Córdoba.
Así lo establece el denominado "Plan de proyecto humanitario" firmado entre el vicecanciller argentino Pedro Villagra Delgado, su par británico Alan Duncan y el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer.
Los gobiernos argentino y británico mantuvieron reuniones en las últimas semanas, en Ginebra en la sede del CICR, y en Londres, donde se avanzó y logró acordar el inicio de las tareas y la metodología con que se llevarán a cabo.
El plan acordado indica que, durante esos cuatro meses, se desarrollarán las operaciones en el cementerio -ubicado a unos 80 kilómetros de Puerto Argentino, la capital de las islas-, que el equipo forense trabajará entre dos y tres meses, y se establece que el informe final a los familiares se conocerá "varias semanas después" de finalizadas las tareas en Darwin.
El equipo estará integrado por dos especialistas propuestos por el gobierno argentino, que aún no fueron informados oficialmente, pero que serían integrantes del prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una organización científica no gubernamental que aplica las ciencias forenses a la identificación de restos víctimas de violaciones a los derechos humanos en el mundo. El equipo ha tenido una participación crucial en la Argentina para la identificación de restos de víctimas de la última dictadura cívico-militar.
Según establece el programa, la Cruz Roja informará a ambos gobiernos los nombres del equipo forense recién dos meses antes de su despliegue en las islas.
El procedimiento indica que se exhumarán las tumbas de a una a la vez, se analizarán los restos en el lugar, se tomará una pequeña muestra de tejido esquelético para una prueba de ADN e inmediatamente se inhumarán los restos en sus tumbas correspondientes y en "féretros apropiados".
Al mismo tiempo, se enviarán algunas muestras elegidas al azar a laboratorios de genética forense de la Universidad Central de Lancashire en Preston (Reino Unido) y de la Universidad de Santiago de Compostela (España) para realizar una doble comparación cruzada de los resultados.
Para cada muestra extraída del cementerio, se producirá un informe detallado, incluso de aquellos restos que no puedan ser identificados y se incluirán también recomendaciones para nuevas pruebas.