Este 31 de enero comenzó la etapa de cambios para todos los ingleses. Con una mezcla de manifestaciones a favor y otros en contra, el Reino Unido puso fin esta medianoche a 47 años de pertenencia a la Unión Europea (UE) y se adentró en un incierto periodo de transición de once meses en el que debe negociar una nueva relación con el bloque comunitario.
Tres años y medio después del referéndum en el que el 51,9 % de los votantes optaron por el Brexit, el primer ministro, el conservador Boris Johnson, proclamó en un discurso el "amanecer de una nueva era" en la que espera cerrar las heridas abiertas en la sociedad británica.
"Para mucha gente este es un extraordinario momento de esperanza, un momento que pensaban que nunca llegaría. Hay muchos, por supuesto, que tienen una sensación de ansiedad y pérdida", admitió Johnson, que recalcó que el Brexit es el camino "democrático" a seguir y su Gobierno ha "obedecido" a la mayoría.
NOCHE DE CELEBRACIONES
El primer ministro señaló la histórica jornada con unos festejos sobrios, resaltando que ha cumplido el objetivo con el que obtuvo la mayoría absoluta en las urnas, pero sin exagerar su entusiasmo, dada la preocupación que genera el Brexit en una parte de la ciudadanía británica y en los 27 países restantes de la UE.
Allegada la media noche, los edificios gubernamentales se tiñeron de azul, rojo y blanco, los colores de la bandera británica, omnipresente en el palacio de Westminster y las calles adyacentes.
La fiesta organizada por el antiguo líder del Partido del Brexit Nigel Farage frente al Parlamento fue menos comedida y los asistentes desbordaron alegría entre pancartas con mensajes como "'bye, bye' Europa" y "feliz día de la independencia".
También hubo celebraciones más discretas. Políticos y empresarios euroescépticos estaban invitados a un evento de etiqueta en un exclusivo club del barrio de Mayfair. También a una velada en la mansión de Chelsea del millonario Jon Moynihan, que presidió el comité financiero de la campaña a favor del Brexit antes del referéndum.
INICIO DE LA TRANSICIÓN
El Reino Unido preveía originalmente abandonar la UE el 29 de marzo de 2019, pero la falta de acuerdo en la Cámara de los Comunes para ratificar el pacto de salida ha retrasado la partida.
Una de las consecuencias de esa demora constó en que el periodo de transición que se diseñó para evitar los daños económicos de un Brexit abrupto ya no durará dos años, como estaba previsto, sino tan solo once meses.
El acuerdo ratificado se limita a detallar las condiciones de salida, pero deja en el aire la futura relación bilateral, un escenario que genera incertidumbre tanto para las empresas como para los ciudadanos de ambos lados del canal de la Mancha.
El Gobierno británico aspira a firmar un tratado de libre comercio con la UE que asegure importaciones y exportaciones sin aranceles, pero está también determinado a abandonar la alineación con las regulaciones comunitarias, lo que complica el diálogo y abre la puerta a nuevos controles fronterizos.
En paralelo a la negociación con Bruselas, Londres comenzará asimismo a explorar un posible tratado de libre comercio con Estados Unidos.