Roberto Gómez Bolaños, conocido como Chespirito, fue un ícono de la comedia latinoamericana que dejó una huella imborrable en el corazón de millones de personas alrededor del mundo. A lo largo de su prolífica carrera, le regaló a generaciones enteras personajes inolvidables y momentos a pura risa.
Fue el creador de míticos personajes como El Chavo del 8, El Chapulín Colorado y el Chómpiras, entre muchos otros. Sus guiones ingeniosos y llenos de humor inteligente, hicieron que sus programas sean las estrellas de la programación latinoamericana durante décadas.
Desde su muerte el 28 de noviembre del 2014 comenzó una disputa por los derechos de autor de su legado audiovisual, que ahora están en manos de su hijo con Florinda Meza, Roberto Gómez Fernández.
Ha pasado tiempo desde que los episodios de El Chavo, Chespirito o El Chapulín Colorado son emitidos en televisión, provocando una ausencia amarga en los corazones de los espectadores. Hace unos días, Florinda Meza salió a desmentir el rumor que la responsabiliza a ella de este hecho.
Florinda Meza sigue siendo excluida
Durante sus recientes declaraciones, Florinda Meza aseguró ser excluida de las decisiones sobre las producciones de Chespirito, quien no solo fue su esposo, sino que, ella trabajó con él de forma conjunta como actriz y guionista.
En un nuevo capítulo de esta historia, la actriz se refirió al anuncio de la serie biográfica sobre el cómico: “Se dice que yo me opongo a que se haga la biografía de Roberto Gómez Bolaños. Total mentira”.
“Sé de muy buena fuente que en esa biografía no se me trata con respeto y, mucho menos, con verdad. Cosa que causaría un gran dolor a mi Robert si aún viviera”, afirmó y arrojó de forma contundente: “Pero, ¿a quién le importa la autorización y la opinión de un muerto?”.
“Nadie me hizo tan siquiera una llamada telefónica. O sea, tampoco importa la opinión y la autorización de la viuda que aún vive”, reveló la actriz y agregó: “Mi vida, mi nombre, mi trayectoria, mi poder de convocatoria… son de mi propiedad. Es mi identidad la que será usada, la que estará en entredicho”.
“La vida, el nombre, la identidad de una persona, de cualquiera de ustedes… no puede ser usada a placer por cualquier persona. Mi vida es mi vida y no quiero que la usen, mucho menos para lucrar”, concluyó.
