A los 42 años, Julieta Díaz vuelve a los planos cortos luego de dedicarse un tiempo casi full-time a Elena, su hija de 4 años, fruto de su relación con el norteamericano Brent Federighi, de quien se separó hace 18 meses, luego de una década de relación. Y después de una década, también, se zambulle en el mundo de las tiras, con "Pequeña Victoria" (junto a Natalie Pérez e Inés Estévez), que Telefé estrenará en septiembre. La pregunta de Rumbos, que tuvo la posibilidad de aprovechar un break para el almuerzo en unas maratónica jornada de grabación, fue simple: "¿Qué es lo que más necesitás hoy, Julieta?". En medio de un bocado de rúcula con parmesano, la actriz no vaciló: "Que los días duren 40 horas. No sé, no tengo tiempo para ver a mi hija, me cuesta mucho organizarme, fuera de mi trabajo, por suerte falta poco para terminar las grabaciones".
"Lo último que había hecho fue 'Valientes', así de manera tan intensa; después tuve participaciones televisivas en 'Graduados', 'Sres. Papis' y 'Fanny, la fan', por eso me cuesta adaptarme a este ritmo de diez horas por día de grabaciones. Ya tengo otra edad y una hija chiquita que me necesita", cuenta Julieta, conocedora del medio y que se considera a sí misma como "una actriz federal".
¿Cómo es eso de "federal"?
Considero que hay que descentralizar, pienso que es bueno hablar con medios que lleguen al interior de nuestro hermoso país. Yo me siento muy bien recibida cada vez que viajo, pero no siempre tengo la oportunidad de poder brindar una entrevista para Mendoza, Córdoba, Salta, Entre Ríos o Neuquén. Pero sin embargo, a través del cine o la televisión, llego a muchos hogares de distintas ciudades.
¿Te gusta que se te conozca cómo sos, cómo pensás, más allá de tus personajes?
No es que me guste, pero me parece importante que quien vaya a ver una película donde actúo, o haga zapping y sintonice la tira donde aparezco, de paso sepa algo más de mí, no sé, es una sensación… Antes hablabas del tiempo...
¿Te ha pasado de sentir que el oficio te toma de rehén?
No me considero una actriz que esté tomada de rehén, pero el hecho de grabar casi medio día, más dos horas de viaje, hacen que los tiempos libres se reduzcan considerablemente, mucho más con una nena chiquita que la tengo la mitad de la semana. Es complicado. Pero mi laburo está fuera de discusión, llevo muchos años en esto, sé de qué se trata, no me sorprende nada, por el contrario, soy una privilegiada, como se suele decir, al tener abundancia de trabajo.
¿Cómo resolvés la diaria, quién cubre tus ausencias para estar con Elena?
Por suerte puedo pagarle a personas para que me ayuden en mi casa, que generalmente son mujeres. Es una estructura que me puedo dar el lujo de tener para poder irme varias horas a trabajar y volver. Si no fuera así, lo tendría que hacer mi mamá o yo no podría salir por tener que cuidar a mi nena. Pero tengo muy en claro que soy una privilegiada, y que hay situaciones como la mía, o peores, que obligan a que alguno de los dos se quede. Y, en general, es la mujer la que hace ese sacrificio, porque es la madre y así está establecido.
Vayamos a Jazmín, uno de los personajes de "Pequeña Victoria", una empresaria exitosa, quiere ser madre pero no tener una familia estándar. ¿Cómo sería?
Eso, así: una mujer argentina del siglo XXI. Jazmín quiere hacer algo que es muy difícil hoy para una mujer: estudiar, trabajar y ser una madre comprometida, involucrada, presente, en un mundo acostumbrado a ver que el que sale de la casa es el hombre, que ya tiene la vida configurada para disfrutarla. Es por eso que Jazmín alquiló un vientre subrogado para no perder pisada en un trabajo en el cual se le puede presentar la posibilidad que estaba esperando. Y así elige esta forma nueva de maternidad, esa que representa todo un paradigma.
¿Por dónde pasa el principal desafío de este nuevo personaje?
Por la credibilidad, principalmente. Pasa por poder contar esta situación, que tiene que ver con la coyuntura actual, sobre una mujer trabajadora y madre entregada, y poder reflejar esas aristas con convicción, en el marco de una cultura que pretende dejar atrás los viejos conceptos de maternidad.
¿Pensás que lográs esa credibilidad?
Creo que sí, a partir de cómo yo me desenvuelvo fuera de la actuación. Ocurre que es un tema recurrente, en todo no me quiero pasar de rosca, quiero que me salga natural y es para lo que estoy trabajando tanto.
Hace poco se estrenó en cine "No soy tu mami", en donde interpretás a Paula, una periodista independiente, feminista, pero que no quiere saber nada con la maternidad...
Muy loco esto que me pasó con estos dos personajes que me encantan. A priori parecería que poco tienen que ver, pero de verdad cuentan con muchos denominadores comunes, más allá de que Paula, definitivamente, no quiere tener hijos pero se enamora de un hombre separado (Pablo Echarri) y con una hija. Esa relación intentará abrir su cabeza y así como ella le pide al mundo que entienda sus razones por las cuales no quiere ser madre, también hace el esfuerzo para procurar entender a los demás y no resultar una mina extremista.
¿Te incomodaría ponerte en la piel de una mujer a la que rechazás de algún modo?
Supongo que sí, tendría que ver qué es lo que rechazo. Lo más atractivo e interesante como actriz es poder encarnar a un personaje que escuche todas las voces. Por lo menos, a mí es lo que me pasa en la vida. Tengo mis valores, mis pensamientos, mis deseos pero siempre fui una persona muy abierta y creo que escuchar y entender al otro es imprescindible.
La carrera de Julieta ha tenido momentos de alto contenido interpretativo componiendo a heroínas o personalidades importantes de la historia como Eva Perón, Norma Arrostito (documental de César D'Angiolillo), Ada Falcón (en la serie "Lo que el tiempo no dejó") o Tita Merello (en "Historias clínicas") y se siente muy feliz de este nuevo abordaje, con personajes de especial espesor por su responsabilidad como los de Paula y Jazmín. "Están buenos y son bienvenidos en estos tiempos en que la mujer levanta la voz y está siendo escuchada como nunca antes había sucedido. Se tratan de dos proyectos populares, hay que aclararlo, pero que permiten tocar temas álgidos que tienen que ver con la mujer y la madre de estos tiempos, y también cómo insertarse en el mundo cultural y social de las familias modernas".
En tiempos de mujeres protagonistas, ¿cómo ves a los hombres?
Los hombres, como siempre, tienen muchos beneficios y derechos que estamos tratando de igualar, pero también muchas más responsabilidades que les fue inculcando el propio patriarcado que a esta altura ya les pesa y también los victimiza.
Podrías ampliar esto último…
Es que el patriarcado también es muy sanguíneo con el hombre. Hay un peso ahí de ser el que tiene que ir a la guerra, que tiene que ser el macho proveedor, que si no se le para bien dura no es macho. Y los hombres tienen otras sensibilidades, otros miedos y otras preguntas. No hay una sola manera de ser hombre o mujer.
¿Creés que el hombre tiene otro rol dentro de las tareas de la casa?
Sin duda que el avance de la mujer en lo social y en lo laboral, que es cada vez mayor, aunque nuestro techo de cristal sigue existiendo, modifica la estructura de la casa. Y por suerte hay hombres que están abiertos a eso y que se arremangan para hacer esas tareas que históricamente corrían por cuenta de la mujer.¡Hoy los hombres están en los partos!
Vos, esta Julieta versión 2019, madre de Elena, ¿está más cerca de quién, de Jazmín o de Paula?
Yo me siento identificada con los dos personajes, aunque estoy más cerca de Jazmín, simplemente porque soy madre y porque quiero mantener mi carrera en actividad. Y a Paula la re banco, la respeto y me enorgullece su convencimiento de no querer ser madre.
No criticás su postura contundente a la hora de la maternidad…
Para nada. Empatizo desde su lealtad y sinceramiento, no necesito que sea madre para poder compartir con ella un montón de otras cosas. Yo también fui adquiriendo apertura y lucidez a partir de poder empatizar con alguien que también tiene la libertad de poder hacer lo que desea.
¿Qué te sorprendió de vos y qué, quizás, te decepcionó de tu rol de madre, que llegó cuando tenías 37?
La maternidad me transformó, me revolucionó y me hizo descubrir que puedo ser una persona amorosa, generosa y paciente, pero también que puedo convertirme en alguien egoísta e impaciente. A los hijos se los ama incondicionalmente, a pesar de que uno sepa que te vas a equivocar de cualquier manera. Si tenés hijos, si elegís tenerlos como fue mi caso, el mayor deseo es que ese ser humano se desarrolle de la mejor manera posible. Es “el” gran desafío de mi vida como madre. Por supuesto que si no elegís tener hijos, podés tener una vida completa, dichosa y plena de proyectos.
“Yo amo ser madre, pero puedo entender perfectamente a las mujeres que prefieren no tener hijos.”
En esta etapa de tu vida, soltera tras una década en una relación, ¿qué es lo más lindo y lo más difícil de encarar un nuevo vínculo?
¡Qué tema los nuevos vínculos! Sobre todo para alguien que transitó muchos años con otra persona. En mi caso no soy de armar pareja tan rápidamente, necesito estar más preparada y me llevó un tiempo hasta que pude dejar de lado al padre de mi hija y empezar a pensar en otra persona. Yo me separé hace un año y medio, no hace tanto, y también hace poco que estoy viéndome con alguien –sonríe tímida-.
¿Cómo es conocer a alguien después de los 40 y con una hija chiquita?
Es un tema delicado, espinoso, que me lleva largas horas de terapia, un espacio fundamental para descubrir quién soy yo, esta Julieta, después de separarme de una persona muy importante con la que compartí diez años de mi vida. Creo que pude comprender que una etapa de vida se terminó, creo que también pude transitar el duelo de una ruptura y llegó la hora de barajar y dar de nuevo. Yo no soy la misma, pasé los 40 años, y estoy peleándole a la crisis de la mediana edad para saber qué quiero en esta etapa madura de mi vida.