El presidente francés Emmanuel Macron ha sido tendencia este lunes, y no por las razones más felices. Un video captado por la agencia Associated Press muestra a Brigitte Macron, esposa del mandatario, propinándole una bofetada al descender del avión presidencial en Hanói, Vietnam, durante una gira oficial.
El incidente se volvió viral en redes sociales y generó un intenso debate sobre la relación de la pareja presidencial. Argentina no se ha quedado al margen. Así lo da cuenta Google Trends, la herramienta de Google que muestra los términos de búsqueda más populares del pasado reciente. Según la plataforma, “Macron” ha mostrado un aumento puntual, y es lógico pensar que se debe a la polémica.

Cómo es el escándalo de Macron que sacude a Francia
El video de la polémica parece mostrar a Brigitte dándole un cachetazo a Emmanuel Macron, lo que encendió las alarmas. El Palacio del Elíseo rápidamente restó importancia al episodio, calificándolo como una “broma” entre los esposos.
El presidente Macron declaró: “Estaba discutiendo o más bien bromeando, con mi esposa. No es nada”, y atribuyó la viralización del video a personas que tergiversan el contenido de sus apariciones públicas.
La relación entre Emmanuel y Brigitte Macron ha estado bajo el escrutinio público desde sus inicios, debido a la diferencia de edad y al hecho de que ella fue su profesora en la adolescencia.
Qué dice el lenguaje no verbal sobre el incidente
Una lectura aguda del episodio vino por parte del especialista en comunicación no verbal Hugo Lescano, quien desmenuzó el momento desde una perspectiva profesional. Para él, no hay dudas: la bofetada fue auténtica.
“La bofetada fue real. Lo sabemos porque la sonrisa que muestra Macron junto al saludo es antitética al enojo o la ira”, explicó Lescano en sus redes sociales. Según su análisis, esa expresión amable no encubre armonía sino que funciona como una máscara emocional. Una forma inconsciente de camuflar la incomodidad.
Este tipo de contradicciones entre lo que se muestra y lo que se siente ya había sido anticipado por Charles Darwin en sus estudios sobre la expresión de las emociones: en contextos de tensión, los humanos tienden a exhibir gestos opuestos a lo que realmente experimentan.
Pero la bofetada no fue el único dato revelador. En el mismo plano visual, otro gesto se volvió significativo: al ofrecerle el brazo para ayudarla a bajar la escalinata del avión, Brigitte lo ignoró por completo. El rechazo, aunque discreto, fue claro. Y el silencio corporal que siguió lo acentuó aún más.
Lescano también destaca la inusual distancia entre ambos mientras caminaban uno al lado del otro. En una escalerilla tan angosta como la de un avión oficial, mantener ese espacio requiere intención. No hay roce, ni mirada, ni sincronía. Solo cuerpos que se esquivan con precisión quirúrgica.
Para Lescano, este episodio es una muestra perfecta de cómo los gestos pueden hablar más alto que cualquier declaración. La discusión ahora ya no es solo si hubo o no una bofetada, sino qué tanto revela esta escena sobre el vínculo de una de las parejas más observadas de la política europea.