Para los fanáticos de lo dulce llegó la semana del alfajor, una festividad que se celebra desde hace 5 años del 1 al 7 del mes de mayo. Este dulce es de los más elegidos por los argentinos y es la opción perfecta para saciar una tentación de algo dulce, disfrutar de un postre o simplemente para acompañar a la merienda con un buen mate. En el 2022 se vendieron alrededor de 10.5 millones de estas golosinas.
El alfajor fue evolucionando y en la actualidad se lo puede encontrar en distintas variedades: hay simples, dobles, triples y hasta cuádruples. También en amplios sabores, partiendo del famoso dulce de leche hasta merengue, mousses, de maicena y muchos otros más.
La Asociación de Distribuidores de Golosinas, Galletitas y Afines (ADGYA) anunció un dato no menor: en la Argentina se consume unos 3.000 millones de alfajores por año, lo que equivale a 2 kilos per cápita. Los kioscos son responsables de la mayor cantidad de este número y mueven $1500 millones diarios, sin embargo, los supermerados también quisieron entrar al rubro. Más del 50% del chocolate que se consume en el país es en forma de alfajor.
La fábrica “Guaymallén” nacida en 1945, es la más popular y apreciada por el pueblo argentino, debido a su calidad y excelente sabor, lo que lo ha mantenido por encima de las demás, a pesar de su bajo costo. Entre las variantes de la industria, la versión bañada en chocolate blanco es la más pedida en los kioscos.
El dulce sabor de la historia: el origen del alfajor
El alfajor se originó en las calles de Andalucía, en España, creado por árabes hace unos 700 años. Originalmente, estaban hechos a base de miel, nueces, pasta de almendras, especias y eran conocidos como “Al Hasú”.
En Argentina, el alfajor era otra cosa: eran tortas fritas pegadas con dulce de leche. A pesar de no saber la fecha exacta de su creación, un hecho importante nos dejó una pista.
La Constitución Nacional de 1853 fue redactada en Merengo, una fábrica de alfajores de Santa Fe. Como recuerdo, los miembros del evento llevaron por primera vez a sus provincias el alfajor de dulce de leche, donde comenzaron a tener popularidad rápidamente.
Un químico francés, Augusto Chammás, llegó a la Argentina a mediados del siglo XIX e inauguró una pequeña industria familiar en Córdoba que se dedicaba a la gastronomía dulce. Él fue quien hizo un gran cambio en el alfajor. Su tradicional forma era cuadrada, pero el químico francés lo convirtió a la figura redonda que conocemos hoy.
El dulce postre fue producido de manera artesanal hasta la década de 1930. Fue entonces cuando surgieron las primeras marcas comerciales en Argentina en industrializar la producción, entre las que se destacan El Trébol y Santa Mónica.