Con una fascinación profunda por las armas blancas y de fuego, Ricardo Morello, oriundo de La Puerta, se convirtió en un maestro artesano reconocido en Córdoba. Su camino en la cuchillería inició como un pasatiempo que se transformó en su sustento, enfocándose en la venta mayorista a una clientela establecida.
Aunque Ricardo ya poseía experiencia, el cierre del bazar que tenía durante la pandemia le mostró el potencial de sus creaciones, impulsándolo a dedicarse plenamente a este oficio. Para promocionar sus productos, participa de eventos regionales como domas y distintas ferias de artesanías.
Quién es Ricardo Morello, el cuchillero que cautiva al mundo
Cada pieza creada por Ricardo es una expresión artística. Trabaja individualmente, produciendo objetos irrepetibles, con diseño propio y personalizables, todos certificados y respaldados con garantía de por vida, según contó a Vía Córdoba. Aunque emplea un torno manual para mantener la esencia artesanal, adaptó su producción a series para satisfacer demandas mayoristas. Confeccionar un solo ejemplar puede demandarle más de un día, explicó.

No obstante, al organizar el proceso en serie, dedicando jornadas a etapas específicas como el corte o el ensamble del mango, puede alcanzar entre 50 y 100 unidades por semana. En este aspecto, la selección de materiales es vital: utiliza guayubira misionera, una madera robusta, y otras como quebracho blanco, colorado o algarrobo.
Un rasgo distintivo reside en su habilidad para revalorizar elementos en desuso, como discos de arado o tijeras de esquila, transformándolos en “mangos con historia”. Las incrustaciones metálicas en los mangos provienen de perforaciones de monedas antiguas. Las hojas de acero damasco también son algo que destacan en sus piezas, ya que se trata de un material muy resistente.

La cuchillería como un proyecto de vida con propósito y plenitud
Ricardo logró posicionar su propuesta en un segmento de calidad media-alta, evitando la competencia con productos de menor precio. Los valores de sus creaciones varían: desde un “cuchillo matero” a 16.500 pesos, hasta piezas de acero damasco que parten de los 250.000 pesos, y juegos completos que superan los 500.000.

Su esquema de negocio se basa en la compra directa a proveedores para asegurar los mejores materiales, como las astas de ciervo “de volteo” de Corrientes y con documentación legal. Sus piezas ya se venden en varias provincias, como Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Mendoza, Buenos Aires y Córdoba. Asimismo, concretó transacciones en Uruguay, México, España y Estados Unidos.

Pese a los accidentes laborales sufridos, como cortes y un tendón afectado, Ricardo se siente “bendecido” por la autonomía y bienestar que su profesión le ofrece. La familia Morello juega un papel crucial en este emprendimiento y en la vida de Ricardo. Su esposa, que es analista de sistemas, es la encargada de la contabilidad y los pagos del negocio, y lo acompañó en sus inicios. Su hijo lo asiste con la facturación y en los viajes de venta. “Desde hace siete años que vivo de esto y estoy feliz. He llegado a cosas y lugares que jamás hubiera pensado que llegaría”, cerró.